Descubre la sorprendente relación entre los instintos de supervivencia y la gestión de la ansiedad.

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Al abordar la ansiedad, confiar únicamente en la fuerza de voluntad o el pensamiento positivo puede no dar los resultados esperados. La psicóloga clínica Alejandra de Pedro señala que el cerebro humano está diseñado fundamentalmente para la supervivencia, no para la felicidad.
Esta predisposición innata puede llevar a las personas a quedar atrapadas en un ciclo interminable de ansiedad, del que es difícil escapar.
De Pedro enfatiza que el cerebro prioriza la alerta sobre el bienestar emocional. “Tu cerebro no está diseñado para hacerte feliz; su estructura está enfocada en asegurar tu supervivencia”, explica.
Esta perspectiva evolutiva es esencial para entender por qué reducir la ansiedad es un desafío complejo. Nuestros cerebros cuentan con mecanismos que reaccionan instintivamente ante amenazas percibidas, lo que a menudo resulta en interpretaciones erróneas de la seguridad y el peligro.
Errores en la evaluación de amenazas del cerebro
De Pedro detalla dos tipos significativos de errores cognitivos que el cerebro puede cometer al evaluar amenazas: falsos positivos y falsos negativos. Una alarma falsa, o error tipo 1, ocurre cuando se percibe una situación no amenazante como peligrosa. Por ejemplo, escuchar pasos detrás de uno mientras se camina puede llevar a suponer que se está siendo perseguido por un atacante, cuando en realidad puede ser simplemente alguien que pasa.
Por el contrario, un falso negativo—o error tipo 2—se produce cuando se ignora una amenaza legítima. En el mismo escenario, uno podría desestimar el sonido de los pasos e inadvertidamente ignorar un peligro real. De Pedro subraya que la ventaja evolutiva radica en priorizar el falso positivo, ya que las consecuencias de un falso negativo podrían ser fatales.
Las implicaciones de una función cerebral centrada en la supervivencia
“Tu sistema límbico, que regula las respuestas emocionales, no se preocupa si pasas noches sin dormir preocupándote. Prioriza tu vigilancia”, señala De Pedro. Esta lógica primitiva, argumenta, es crucial para entender los desafíos asociados con la reducción de la ansiedad. “Estamos luchando contra mecanismos de supervivencia que están profundamente arraigados en nuestra biología”, advierte.
Los escenarios cotidianos suelen ilustrar cómo se manifiestan estos patrones cognitivos. En la ansiedad social, las personas pueden malinterpretar expresiones neutrales como signos de desaprobación o hostilidad. Un comentario casual o un susurro pueden interpretarse como burlas, lo que lleva a un aumento del estrés. En casos de ansiedad generalizada, incluso un correo electrónico breve de un supervisor puede desencadenar temores de pérdida inminente del empleo.
Estrategias para superar respuestas automáticas
El camino hacia el manejo de la ansiedad radica en desaprender conscientemente estas respuestas cognitivas automáticas. De Pedro aconseja: “Debes desafiar la creencia de que preocuparte te prepara para lo peor. Esta mentalidad puede haber sido útil en tiempos caóticos, pero ahora es perjudicial para tu salud mental.”
Es importante darse cuenta de que la razón por sí sola no es suficiente. Las conexiones neuronales del sistema límbico al corteza prefrontal—la parte racional del cerebro—son más robustas e inmediatas que las que se dirigen en sentido contrario. Esto significa que las influencias emocionales superan en gran medida al pensamiento racional, dificultando la aplicación del pensamiento crítico cuando la ansiedad se presenta.
Incorporando la relajación en tu rutina
Para disminuir la ansiedad de manera efectiva, De Pedro recomienda integrar prácticas que fomenten tanto la relajación física como mental en la vida diaria. “Si realmente deseas reducir la ansiedad, es crucial participar en actividades que permitan a tu cuerpo relajarse”, explica. Las opciones pueden incluir meditación, mindfulness, yoga o incluso ejercicios suaves de estiramiento.
Participar en estas prácticas ayuda a reducir el nivel base de excitación, estableciendo una base más estable para aplicar el pensamiento crítico y replantear los temores. El camino hacia la reducción de la ansiedad puede ser complejo, pero con un esfuerzo deliberado y las herramientas adecuadas, es alcanzable.