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Manuscrito Voynich: el enigma del alfabeto desconocido

Los estudios más recientes proponen un nuevo autor. Podría ser obra de un judío italiano.

Manuscrito Voynich: el enigma del alfabeto desconocido

El manuscrito Voynich es uno de los manuscritos más misteriosos jamás escritos por la pluma humana. Acompañado de un denso aparato iconográfico, está escrito en una lengua y un alfabeto completamente desconocidos.

Muchas lenguas escritas aún sin descifrar

Pero ésta es única y, por lo que se sabe, sólo se encuentra en el manuscrito conservado en la Biblioteca Beinecke de la Universidad de Yale. Durante mucho tiempo se pensó que era una falsificación, precisamente por su reticencia a ser descifrada.

El manuscrito, perdido durante siglos, fue redescubierto por el comerciante de libros raros Wilfrid Voynich. En 1912 compró un grupo de treinta volúmenes en el colegio jesuita de Villa Mondragone, cerca de Frascati.

Dentro del misterioso manuscrito Voynich también encontró una carta. Era de Johannes Marcus Marci, rector de la Universidad de Praga y médico real de Rodolfo II de Bohemia. Envió este libro a Roma a su amigo polígrafo Athanasius Kircher con el encargo de descifrarlo.

La primera sección se llama botánica, porque contiene imágenes de plantas. Lo extraño es que ninguna de estas plantas existe realmente o, al menos, se conoce. La segunda sección se denomina astronómica o astrológica. También en este caso podemos adivinar que se trata de dibujos astronómicos, pero las constelaciones no son compatibles con las que conocemos.

La sección biológica se llama así sólo por las figuras femeninas desnudas, la mayoría sumergidas hasta la rodilla en un extraño líquido oscuro.

¿Es esto una falsificación?

Desde el descubrimiento del Voynich, muchos estudiosos han intentado la ardua tarea de traducir el texto del código. Lingüistas, filósofos y matemáticos han intentado la tarea. Los que creían haber resuelto el misterio, en realidad, proporcionaban traducciones sin significado real. Y en todo caso por métodos demasiado arbitrarios.

El manuscrito resistió incluso a las técnicas de descifrado de la Marina estadounidense en la década de 1940. Las técnicas eran las utilizadas durante la Segunda Guerra Mundial para descifrar los complicadísimos códigos del enemigo.

La mayoría de las veces se consideró una falsificación. La inteligente obra de un estafador para sacarle dinero al rey Rodolfo II.

Estudios recientes

La Beinecke Rare Book and Manuscript Library publicó en 2004 escaneos de alta resolución en línea e imprimió varios fac simile. En 2011, se llevó a cabo un análisis del carbono. Sin duda, el manuscrito puede fecharse entre 1404 y 1438.

En febrero de 2014, Stephen Bax, profesor de lingüística de la Universidad de Bedfordshire, propuso la decodificación provisional de una docena de palabras y catorce de los símbolos del alfabeto del manuscrito.

El estudioso está convencido de que el código no está encriptado o incluso sin sentido (como querían algunas teorías), sino que está escrito en la zona del Cáucaso, Asia Central o el Oriente Medio cristiano, en una lengua extinta.

Que no es una falsificación es ahora la opinión más extendida. En agosto de 2017 salió el último estudio sobre el tema. Se trata de una reproducción del código editada por el Dr. Stephen Skinner, acompañada de un extenso prefacio en el que propone una nueva teoría. Su opinión se basa en el estudio de las figuras femeninas. Según él, representan los baños judíos llamados mikvah, utilizados para la purificación de las mujeres después del parto o la menstruación. Además, en todo el código no hay ilustraciones de significado cristiano.

Por tanto, debió de ser un judío, presumiblemente un médico o un herbolario, dados los numerosos dibujos de plantas. En cuanto a la ubicación geográfica, Skinner señala que en un punto hay una representación de lo que parece ser un castillo con almenas de «cola de golondrina».

Eran las típicas fortificaciones gibelinas del norte de Italia del siglo XV. Consciente de que la suya es una teoría, válida hasta que se demuestre lo contrario, Skinner se mostró satisfecho con la publicación del libro. De hecho, espera que otros estudiosos y lectores aprovechen sus estudios, para continuar la investigación y posiblemente proponer nuevas explicaciones.

Todavía queda mucho por descubrir en este código que, obstinadamente, sigue sin querer revelar sus secretos.

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Contacto:
Valentina Amorocho Romero

Comunicadora social y periodista. Apasionada por contar las verdaderas historias, encantada de los medios digitales y de generar contenido de interés para las nuevas plataformas.

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