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Granjero Busca Esposa: el abuelo de Alberto ve a Ana "más zorrita"

Hay días que uno tiene que dar las gracias porque alguien, aunque sea involuntariamente, le ha hecho el trabajo.
Y hoy me toca dar las gracias al abuelo de Alberto de Granjero Busca Esposa: por el titular y por la sinceridad aplastante.

Eso es no tener pelos en la lengua.

El señor, después de 64 años de matrimonio, ante la pregunta de qué candidata le gusta más, enseguida contesta que la catalana porque “la colombina parece más zorrita, que se lo calla todo y luego igual te casas y te la da”.

No obviaremos el punto xenófobo de la declaración, pero no me diréis que el hombre no es un visionario.
Desde aquí, solicitamos al programa que nos vuelvan a sacar a este hombre en pantalla, que es una mina.
Abuelos al margen, Alberto lo tiene claro.
Al menos la parte sur de su anatomía lo tiene claro.
Ana le pone, le pone mucho y ella sabe jugar sus cartas con maestría.
El granjero le ha organizado una cita romántica, con barco incluído, en la se han dedicado a sobarse.

Y ha sido entonces cuando Alberto ha pronunciado las palabras “te quiero”.
Ana ha alucinado y nosotros también.
¿Este hombre sabe que es querer? Que algo se le ponga duro no significa que le lata más fuerte el corazón.
La candidata le ha pedido prudencia, pero sabiéndose ganadora, no ha perdido la ocasión de reforzar posiciones.
Así que saltándose el horario previsto, la pareja se ha ido cenar volviendo a plantar a Mónica, que se ha quedado en casa.
Lo de Mónica la verdad es que empieza a dar penita.
O la chica tiene más moral que el alcoyano (¿cómo puede albergar aún esperanzas?) o le gusta la tele más que nada en el mundo.
Mientras Alberto y Ana le daban plantón, la pobre se ha bebido la botella de cava que había llevado a la granja como regalo con una familiar del granjero.
Si eso no es una derrota en toda guerra, sólo le queda pillarlos entre las sábanas… Y al paso que van, es probable que se los encuentre.
Puede que lo de Alberto y Ana sea un calentón pero mucho tienen que cambiar las cosas para no se ella la que se quede en la granja, porque ganas parece no faltarle.
A Mónica sólo le ha quedado el consuelo de llamar a su enamorado “animal” delante de sus abuelos y dejarle mal preguntando cómo podía ser que a los 30 estuviera soltero.
Querida Mónica, ¡que tiene 30 años, no 80, qué prisa para casar al muchacho! A este chico está claro que no le gusta el menú entero, sólo el picoteo.
Alberto nos ha regalado también un momento calzoncillos.
Ana ha entrado en su habitación sin llamar y se lo ha encontrado subiéndose los pantalones.
La verdad es que él tampoco ha parecido inmutarse.
Ana, que debe haber tenido envidia del momento despelote, se ha puesto el sujetador con la puerta abierta, insinuando todo lo que ha podido.
Si lo llega a ver el abuelo, ya no sé qué le hubiera dicho…Fotografía

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