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Mickey Rourke se compromete a financiar un santuario para perros callejeros en Bucarest

Una de las advertencias que escuchan los turistas que visitan Bucarest, la capital de Rumanía, es que tengan mucho cuidado con los perros callejeros.
Son cientos, casi asilvestrados, y se mueven en manadas por las calles de la ciudad.
Aunque los casos de ataques mortales a humanos son muchos menos de los que señalan ciertas leyendas, Bucarest tiene un serio problema con los perros callejeros.

El actor Mickey Rourke ha sido testigo de ello y se ha comprometido a abrir en la ciudad un santuario para los canes que rondan sus calles.
Rourke, cuyo amor por los perros es del conocimiento público, estuvo en Rumanía grabando la película Dead in Tombstone.

Conmovido por la cantidad de perros callejeros y el estado en el que están, decidió adoptar a uno –al que bautizó Foxy- y más tarde anunció que iniciaría una campaña para recaudar 1,5 millones de dólares para construir un santuario que alojará a miles de perros.
Los 250 mil euros iniciales saldrán de su propio bolsillo.
Para el financiamiento restante ya ha encontrado tres socios y un contratista que podría venderle una parcela de terreno en el sur de Bucarest.

Además, se ha comprometido a viajar a la ciudad tanto como sea necesario para que el proyecto avance.
Si esto no se queda en mero acto publicitario, los perros de Bucarest –y los amantes de los perros en todo el mundo- se lo agradecerán.
Que haya perros callejeros, en Bucarest y en cualquier ciudad del mundo, es culpa de los humanos.
El ciclo comienza cuando una persona irresponsable adquiere un perro, se harta de él y lo deja abandonado en cualquier esquina.
Este perro se encuentra con otro que también ha sido abandonado, se reproducen y así comienza una generación de canes que rompen bolsas de basura o acorralan a las personas que llevan alimentos porque es lo que haría cualquier animal si tiene hambre, y eso nos incluye a nosotros.
Como animales gregarios que son, cuando están en un hogar los perros buscan la compañía humana.
Si están en la calle, donde la mayoría de los humanos los golpean y espantan, buscan la compañía de otros perros.
Forman manadas, se desacostumbran a los códigos de comunicación con los humanos, se comportan cada vez más como animales no domesticados.
Y entonces hay quien decide acabar con el problema matándolos a todos.
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