Si Sid Vicious hubiera tenido una mascota –afortunadamente para el reino animal, no la tuvo- seguro habría sido una tortuga caimán, con su caparazón cruzado por tres hileras de pinchos, su hocico puntiagudo y su cola de dinosaurio.
Más que un animal raro, la Macrochelys temminckii es un animal punk.
Las hileras de pinchos son placas óseas dorsales cuya función puede ser defensiva, aunque el único depredador de una tortuga caimán adulta es el hombre.
Dentro del hocico con forma de pico, esta tortuga tiene un apéndice largo y delgado que le sirve para cazar.
Quedándose inmóvil en el fondo del agua con el hocico abierto, mueve esta suerte de prolongación de la lengua para atraer a los peces curiosos.
Es fácil imaginar qué sucede con aquellos que se acercan demasiado.
Es conocida como el dinosaurio de las tortugas, por su aspecto y por su tamaño.
Un macho puede pesar hasta 90 kilogramos.
Según un rumor de larga data, un espécimen de 183 kilogramos fue encontrado en el río Neosho, en Kansas, en 1937.
Son, además, muy longevas, llegando a vivir un siglo.
La tortuga caimán es la tortuga de agua dulce más grande de Norteamérica.
Su hábitat comprende principalmente el río Mississippi y sus muchos afluentes en el sur de Estados Unidos.
Es omnívora pero parece que la carne es su debilidad.
Recientemente ha sido determinado que existen tres especies de tortuga caimán, todas ellas vulnerables.
Sus poblaciones se redujeron drásticamente en las décadas de 1970 y 1980, cuando su carne se comercializaba sin pudor.
Quien haya comido una sopa Campbell en esos años puede haber comido Macrochelys temminckii.
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