Científicos marinos de la Universidad de Tulane y del Southern Mississippi’s Gulf Coast Research Laboratory han encontrado una mezcla de crudo y de dispersantes químicos en las conchas de pequeñas larvas de cangrejo azul en el Golfo de México.
Lo cual confirma que los dispersantes que BP ha usado de forma masiva han roto el petróleo en fragmentos tan pequeños que han entrado en la cadena alimentaria.
¿Dónde se encontraron las muestras? Pues no se trata de un hecho puntual, desgraciadamente: a lo largo de unos 500 km de costa, entre Louisiana y Florida, y desde mayo, los científicos encontraron manchas de color naranja en las conchas de “casi todas” las larvas de cangrejo que examinaron.
A lo cual se suma otra evidencia: usando la espectrometría de infrarrojo, los científicos han determinado la composición química de las citadas manchas y han confirmado de que se trata de Corexit, el dispersante que la petrolera BP ha utilizado de forma masiva para contener el derrame.
Sin duda que celebramos que el derrame se haya detenido.
Pero creemos que es hora de advertir que hay que mantenerse alerta y seguir denunciando que el problema está lejos de solucionarse.
Para empezar, gran cantidad del petróleo vertido se encuentra en columnas submarinas compuestas de minúsculas gotas de tóxicos y crudo.
Y parece, además, que la mezcla es peligrosa, según Susan Shaw, directora del Instituto de Investigación del Medio Marino:Los dispersantes Corexit, en combinación con petróleo crudo, plantean graves riesgos de salud para la vida marina y la salud humana y amenazan con agotar nichos críticos en la cadena trófica del Golfo que no se recuperarán jamás.
Las características de los dispersantes, que facilitan el movimiento del petróleo, también hacen que sea más fácil para éste moverse a través de las paredes celulares, las barreras de la piel y las membranas que protegen los órganos vitales, las capas de la piel subyacente, las superficies de los ojos, la boca, y otras estructuras.
(Traducción libre)Vía
