Murcia se convierte en la primera comunidad que regulariza el veto parental educativo, tras el acuerdo entre el PP y los tres diputados de Vox.
Murcia será pionera en la regulación del veto parental en España. Esta se aprobará tras el acuerdo entre el líder del PP, Fernando López Miras, y los tres diputados de Vox que le apoyan, provocando así el fracaso de la moción de censura presentada por PSOE y Ciudadanos.
Murcia: aprueba el veto parental
El veto parental consiste en la potestad que tendrán los padres sobre sus hijos, para decidir si quieren censurar ciertas actividades educativas. El pacto que está casi listo, incluye el consentimiento tácito o silencio positivo de los padres, quienes deberán oponerse expresamente si no quieren que sus hijos acudan a determinada charla o taller en horario escolar.
El denominado «Pin parental», es una creación salida desde Vox, y propuesta por Santiago Abascal. Aunque él no ha intervenido en el acuerdo, pues el pasado mes de junio echó a de su formación a tres de sus cuatro diputados regionales en Murcia, por desencuentros respecto al funcionamiento del grupo en el Parlamento, cuya dirección nacional quería dirigir Vox desde Madrid.
Una de las diputadas expulsadas en verano, Mabel Campuzano, es quién ha acordado el veto con el PP. Y asumirá la Consejería de Educación y Cultura del Gobierno regional en Murcia, que hasta ahora pertenecía al PP. El fin es que el veto parental entre en vigor el próximo curso.
Los tres diputados disidentes de Vox, comparten la idea que impulsó Abascal, por ello plantearon en el Gobierno murciano que se regularizara el pin parental, a través de un decreto que garantizase su permanencia a medio plazo.
Murcia es la única autonomía, donde Vox ha logrado poner en marcha el veto, ya que ni en Madrid ni en Andalucía lo han conseguido. El presidente andaluz, Juan Manuel Moreno, y la presidenta madrileña en funciones, Isabel Díaz Ayuso, solo han accedido a facilitar a las familias información previa sobre las charlas y talleres que se imparten en los colegios, sin atribuirles el poder de rechazarlas.
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