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La conexión del papa León XIV con la comunidad de Chiclayo

Un vistazo a la vida y el compromiso del nuevo papa con su tierra natal

Papa León XIV en conexión con la comunidad de Chiclayo
Descubre la profunda conexión entre el Papa León XIV y Chiclayo.

Un corazón latinoamericano

La reciente elección del papa León XIV ha traído consigo una oleada de emociones en su tierra natal, Chiclayo, Perú. La imagen del nuevo pontífice sirviéndose un plato de comida casera peruana, que incluye frejoles, arroz y guiso de pollo, ha resonado profundamente entre sus seguidores.

Sin embargo, lo que muchos no saben es que esa generosa ración no era para él, sino para ser compartida con personas sin recursos en la diócesis que él lideró durante ocho años. Este gesto revela no solo su amor por la gastronomía local, sino también su compromiso con los más necesitados.

La cocina como punto de encuentro

En el centro parroquial de Chiclayo, donde se preparan diariamente decenas de raciones para personas sin hogar y migrantes, la cocina se convierte en un lugar de encuentro. Gaby Ruzasto, una de las colaboradoras del establecimiento, recuerda con cariño las visitas del papa León XIV. «Él siempre estaba interesado en lo que se cocinaba y en cómo podíamos ayudar a los demás», comenta. La cocina, aunque pequeña y oscura, es un símbolo del amor y la dedicación que el nuevo papa tiene hacia su comunidad.

Un legado de cercanía y humanidad

El compromiso del papa León XIV con Chiclayo es palpable en cada rincón de la diócesis. Las redes sociales se han llenado de fotos de personas que lo conocieron, mostrando su cercanía y humanidad. Guillermo Vásquez, encargado del local parroquial, destaca que, a pesar de su posición, el papa siempre fue accesible y se preocupaba por todos, desde los jóvenes hasta aquellos que esperaban su ración de comida. «No es casualidad que tengamos un papa así; siempre pedimos por alguien que se preocupara por nosotros», afirma con emoción.

La importancia de la comunidad

La figura del papa León XIV no solo representa un cambio en la Iglesia, sino también un símbolo de esperanza para su comunidad. La cocinera Gaby Ruzasto, con lágrimas en los ojos, expresa su gratitud por conocer a alguien tan comprometido con el bienestar de los demás. «Seguimos orando por él y por su labor como papa, con todo el corazón», dice. Este vínculo entre el papa y su tierra natal es un recordatorio de que, a pesar de la distancia, el amor y la dedicación hacia los demás siempre prevalecen.

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