Hay varios factores de riesgo implicados en conducir un coche descapotable con la capota abajo.
El primero que se me ocurre ahora es que un pájaro le cague a uno en la cabeza, pero hay muchos más.
Según un estudio, por ejemplo, expone al conductor a niveles de ruido tan altos como los que se producen en un edificio en construcción.
Entre la fricción con el asfalto, el tráfico, el viento y la velocidad, el nivel de ruido puede alcanzar hasta los cien decibelios a una velocidad de 75 metros por hora.
Sometido a este ruido durante largos periodos, el oído puede sufrir serios daños.
El máximo admitido por la Organización Mundial de la Salud es de 65 decibelios.
La investigación se realizó con cinco coches -de las marcas Porsche, Saab, Nissan y Ford, entre otras- y se registraron los niveles de ruido en 55 metros por hora y 75 metros por hora, utilizando un medidor de nivel de sonido operado por un pasajero en cada vehículo probado.
El resultado indicó que los niveles de sonido a la velocidad más baja excedieron con regularidad los 88 decibelios, el equivalente a un paso del tren diesel o una obra de construcción.
Anthony Mikulec, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Saint Louis, Missouri, en Estados Unidos, dirigió el estudio, que fue publicado en la revista arbitrada Journal of Laryngology and Otology.
La principal conclusión es clara: para viajes largos, ir con la capota abajo es un terror para nuestro oído.
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