La sentencia destaca la falta de justificación operativa en los castigos impuestos a los soldados.

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Contexto de la condena
El Tribunal Supremo de España ha confirmado la condena de nueve meses de prisión impuesta a un sargento del Ejército de Tierra, quien fue hallado culpable de extralimitación en el ejercicio de su mando. Este fallo se basa en la evidencia de que el sargento aplicó castigos físicos sin justificación operativa a los soldados bajo su mando durante una jornada de instrucción el 18 de noviembre de 2022.
La sentencia, emitida por la Sala de lo Militar del alto tribunal, ha generado un amplio debate sobre la disciplina y el trato a los soldados en las fuerzas armadas.
Detalles de los abusos
Los hechos que llevaron a esta condena ocurrieron durante una carrera continua fuera de la base militar.
Un grupo de soldados comenzó a rezagarse, incapaces de mantener el ritmo impuesto por el sargento, quien ejercía el mando de manera accidental. Ante la situación, el sargento ordenó al resto del pelotón detenerse y adoptar una postura isométrica conocida como «plancha», una posición físicamente exigente, hasta que todos se reagruparan. Sin embargo, la falta de coordinación continuó, lo que llevó al sargento a tomar decisiones drásticas.
Castigos físicos y su justificación
El sargento, tras observar que los soldados intentaban reducir el ritmo para facilitar el reagrupamiento, decidió cambiar la actividad y ordenó a los soldados reptar por un terreno difícil, cubierto de obstáculos. Durante este ejercicio, impuso repeticiones a aquellos que no cumplían con sus expectativas, obligándolos a regresar al inicio y repetir el recorrido. La situación se tornó crítica cuando un soldado se negó a continuar, alegando que no podía más. En lugar de considerar su estado, el sargento optó por amenazarlo con sanciones, lo que refleja un abuso de poder y una falta de respeto hacia la dignidad de los subordinados.
Reacciones y consecuencias
La sentencia del Tribunal Supremo subraya que las acciones del sargento no estaban justificadas por razones de instrucción o preparación física, sino que respondían a un «mero voluntarismo» y capricho. Además de la pena de prisión, se le impuso la suspensión de empleo durante el tiempo de condena y la inhabilitación especial para el sufragio pasivo. Este caso ha puesto de relieve la necesidad de revisar las prácticas de disciplina en el Ejército y garantizar que se respeten los derechos y la dignidad de todos los soldados.