Aún no alcanzo a entender esa fascinación total y absoluta de los concursantes de Gran Hermano 11, o de Gran Hermano en general, por el jacuzzi.
Es un poco estúpido entrar en el reality más importante del país, tras un casting peor que unas oposiciones para controlador aéreo, y que lo que más te llame la atención sea el jacuzzi.
Y peor aún es que cada vez que entre un nuevo concursante a la casa, vayan corriendo a enseñárselo, como si fuera eso qué sé yo.
Asombrarse tanto por un jacuzzi es de pobres.
Porque digo yo, que aunque no todos tengáis la misma suerte que una servidora, de tener uno en casa, habréis visto alguna vez alguno, aunque sea en el gimnasio (lo sé, no ha colado lo de que tengo uno en casa, no da para tanto mi humilde mansión…).
Pero parece que los vapores del agua templada ablandan las nueronitas de nuestros grandes hermanos, que se convierten en niños grandes que sólo quieren darse un chapuzón.
Así que para seguir las tradiciones, lo primero que han hecho ha sido estrenarlo.
La espectacular Melanie (con ese cuerpo de infarto le perdonamos que tenga voz de transexual), enseguida se ha enfundado su trikini más sexy, que dejaba a la vista un tatuaje con tres estrellitas, aunque ha tenido un problema con uno de los nudos.
Menos mal que ahí estaba Siscu para ayudarla… (¿O era Sisco? ¿Xisco? ¿Por qué se empeñará en que le llamemos cosas raras, en vez de Francisco Javier, que es su santo nombre?).
Calentando el ambienteFotografías
