Britney Spears no es una mujer muy lógica.
Eso lo sabemos todos.
y que la cabeza se le ha quedado un poco turulata desde que le dio el rollo de meterse por malos caminos y raparse todo el pelo, pues también es una realidad.
Por eso, después de todos esos excesos, de engordar y adelgazar cada dos por tres, y de ciertas malas costumbres que estaba adquiriendo la chica, nos sorprende la noticia de que vive angustiadísima por el aire que respira, ya que dice que es impuro.
En parte tiene razón, porque lo que dice de que el aire está contaminado y viciado por el humo del tabaco, es cierto.
Pero a ver: si tomaba de todo sin preocuparse ni la imagen que daba a los demás ni la porquería que se metía al cuerpo, ¿ahora quiere que nos creamos que necesita hasta una cámara de oxígeno en su gira de Circus para proteger su voz?.
Pero sí, eso es lo que se está planteando la cantante, preocupadísima con que el aire que respira no enturbie su principal valor.
Porque no será ni su imagen, ni su cuerpo, ni sus bailes, ni sus escándalos lo que vende Britney, que va, su principal activo es su voz (me puede la ironía…).
Lo que quiere comprarse es un recipiente hermético donde la persona que lo usa tiene que introducirse para respirar así oxígeno puro.
Unos 11.
000 euritos le cuesta el capricho, aunque para ella no debe de ser nada.
Además tal es su obsesión que al parecer ha pedido, para su gira europea, una habitación de hotel en la que nunca antes nadie haya fumado.
Que no sea por caprichitos.
Aunque después de todos los líos que ha tenido, entre los vómitos, las extensiones malignas, ciertos abucheos y los fans borrachos acosadores, hasta le podemos darle algún gusto a la nena.
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