Hay dos factores a los que Rose McGowan estará eternamente agradecida.
El primero, su relación de cinco años con el cantante de rock Marilyn Manson, y el segundo, la suerte que tuvo de ser la elegida en 2001 para encarnar a Paige Matthews en la serie de televisión ‘Embrujadas‘, en sustitución de la díscola Shannen Doherty.
Aunque ha trabajado como modelo y como actriz en numerosas películas de bajo presupuesto, ha sido la serie la que ha impulsado su popularidad y la ha catapultado a la fama, convirtiéndola en una asidua a alfombras rojas y demás saraos hollywoodienses.
Pero lo malo de ser tan “mediática” es que antes o después llega el día en que la acabamos pillando en un renuncio estilístico como el de las fotos.
Se trata de un evento que tuvo lugar en el Museo de Arte y Diseño de Nueva York, en el que la actriz osó posar de esta guisa para los cientos de fotógrafos.
No entraré ya al trapo de destriparle el modelito, que con ese extraño corpiño geométrico parece uno de esos regalos falsos que adornan los escaparates de El Corte Inglés durante las fiestas navideñas; lo que me ha asustado realmente es esa cara palidísima de muerta en vida que trae.
Una de dos, o se quedó dormida y no le dio tiempo de arreglarse para la fiesta, o fue su maquilladora la que no oyó el despertador…Rose McGowan con mala caraCon esos labios rojos tan poco sensuales, y por el gesto de la cara en general, me da la sensación de ser una de esas famosas sesentonas que se someten a una sesión de “chapa y pintura general para el rostro” (véase: lifting, blefaroplastia y liposucción de pómulos, todo de una vez).
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