A este paso no vamos a tener que ir a al cine a ver Amor y otras drogas porque la distribuidora nos la va a destripar con tanto clip antes de que llegue a las pantallas españolas el próximo 7 de enero.
Amigos en la vida real y compañeros en Brokeback Mountain, Jake Gyllenhaal y Anne Hathaway son las estrellas absolutas de la primera dramedia romántica de Edward Zwick, cuyo proyecto más parecido sería la cinta de época Leyendas de pasión.
Amor y otras drogas comienza como una comedia romántica más, una de esas que están a punto de acabar con el género por mucho que se estrene un par de variantes todos los meses.
Dos jóvenes inteligentes, divertidos y atractivos tienen una relación que se basa en el sexo, pero que va evolucionando hacia algo más.
Todo muy normal hasta ahora… al igual que el personaje de Hathaway tenga un secreto respecto a su amigo y rollete.
El verdadero giro se produce cuando se desvela que ese secreto es una enfermedad, el temido Parkinson.
Que la enfermedad elegida por el guionista (que se inspira en una novela autobiográfica escrita por el personaje de Gyllenhaal) aleja a Amor y otras drogas de la clásica tragedia romántica en la que uno de los personajes centrales muere por un cáncer.
Le da un toque más interesante, profundo y original que hace que la película suba un escalón y se convierta en un producto interesante y distinto, algo reforzado por las nuevas escenas de la película, que nos permiten conocer más a los personajes y la dinámica de su relación.
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