Lladró está en constante evolución para atraer a nuevas audiencias sin perder su esencia artística.

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Una vez consideradas reliquias de una época pasada, las figuras de porcelana Lladró continúan desafiando las expectativas. Esta empresa, originaria de Valencia y fundada por los hermanos Lladró—Vicente, Juan y José—tiene una historia rica en creatividad y resiliencia. El fallecimiento de José a finales de 2019 marcó el fin de una era, pero la marca sigue siendo vibrante y relevante en la actualidad.
Nacidos en un entorno rural y agrícola, los hermanos transformaron sus habilidades artesanales en un imperio global, con una notable presencia en Nueva York y un ferviente seguimiento en Japón.
Si bien el encanto de la porcelana Lladró puede parecer anticuado para algunos, su historia única resuena con muchos.
Un momento destacado en la historia de la marca ocurrió cuando el legendario Michael Jackson visitó su sede en Tavernes Blanques en 1992. Justo antes de una actuación en Madrid, se tomó el tiempo para explorar el taller y mostró un genuino entusiasmo por la artesanía. Durante esta visita, Jackson manifestó un interés particular en las figuras de Martin Luther King y Campanita de Peter Pan, incluso llegó a solicitar una pieza de sí mismo rodeado de niños, la cual, por razones desconocidas, nunca fue lanzada al mercado.
Un viaje tumultuoso hacia la reinvención
A pesar de la atracción de su pasado, Lladró ha enfrentado desafíos significativos en los últimos años. La esencia familiar que alguna vez definió a la empresa ha comenzado a desvanecerse, lo que llevó a una serie de despidos y a una crisis de identidad. Además, las secuelas de los atentados del 11 de septiembre de 2001 afectaron las ventas internacionales, generando una desconexión entre el temor que rodeaba esos eventos y la naturaleza etérea de las ofertas de Lladró. Sin embargo, un cambio crucial ocurrió en 2017, cuando PHI Industrial, una firma de capital privado, adquirió las divisiones de Lladró con el objetivo de alejarla del precipicio del colapso.
Desde entonces, Lladró ha ampliado activamente su presencia en Asia, especialmente en China, logrando unos ingresos impresionantes de aproximadamente 45 millones de euros, de los cuales el 90% proviene de exportaciones. Este resurgimiento se debe a un esfuerzo consciente por modernizar su línea de productos, alejándose de los diseños tradicionales que alguna vez encantaron a audiencias como la de Michael Jackson.
Adopción del diseño contemporáneo
El cambio en la dirección creativa de Lladró se pone de manifiesto a través de colaboraciones con diseñadores de renombre, como Jaime Hayon. Este diseñador ha aportado una perspectiva renovada a la marca. Su colección, titulada El Invitado, representa una visión que busca evolucionar la empresa sin perder de vista sus raíces artesanales. Hayon subraya la importancia de mantener la maestría que se ha transmitido a lo largo de generaciones mientras se incorpora un toque contemporáneo en los diseños. La colección muestra una fusión de elementos clásicos y modernos, atrayendo así a un público más amplio.
Como afirmó Hayon durante el lanzamiento de la colección, su objetivo era “evolucionar la marca, no revolucionarla”. Este enfoque reflexivo ha permitido la inclusión de íconos de la cultura pop en su oferta, como Superman, Batman y el querido personaje Doraemon. Estas decisiones audaces indican una disposición a adaptarse a las tendencias actuales y a las preferencias de los consumidores, una estrategia esencial para sobrevivir en el competitivo mercado actual.
El futuro de Lladró: equilibrio entre tradición e innovación
Xavi Calvo, presidente de la Fundación del Diseño de la Comunidad Valenciana, destaca que la transformación de Lladró representa una evolución inteligente desde los estilos decorativos clásicos hacia una artesanía contemporánea con una identidad distintiva. Esta evolución se caracteriza por una dirección artística clara, que ha permitido a Lladró convertirse en un referente de cómo el diseño puede revitalizar una marca sin perder su esencia fundamental. La colaboración con diseñadores como Hayon ha sido fundamental para abrir nuevos caminos para la marca, atrayendo a audiencias y mercados diversos sin comprometer su maestría técnica.
Calvo sostiene que Lladró ilustra una narrativa que fusiona innovación y tradición, estableciendo un precedente para el futuro de la artesanía y el diseño en la comunidad valenciana. Aunque las figurillas se sigan elaborando con métodos tradicionales, sus nuevos diseños reflejan un cambio hacia una estética contemporánea que resuena con los consumidores de hoy.
La trayectoria de Lladró, desde un pasado nostálgico hasta un presente dinámico, demuestra su capacidad de adaptarse y prosperar en un mundo en constante cambio. Al abrazar influencias contemporáneas y al mismo tiempo honrar su legado, Lladró continúa creando obras maestras de porcelana que capturan la imaginación y conectan con nuevas generaciones de coleccionistas.