No es una cebra.
Ni tampoco es Wally en blanco y negro.
Ni una presa atractiva que se ha escapado de la cárcel.
Es la mismísima Kim Kardashian luciendo su espectacular cuerpo en un maxi vestido ajustado y apto sólo para chicas atrevidas.
Porque me diréis que no hay que tener mucha personalidad para ir por la calle con ese vestido y no sentirte ridículamente el centro de atención de todas las miradas (y no siempre para bien…).
Ella iba más feliz que una perdiz, como si el traje se lo hubieran hecho a su medida, como si estuviera cómoda, aunque no, no lo estaba (no puede estar tan ajustadita y caminar sin que le cueste poco).
Lo que ya me ha decepcionado es lo de sus uñas.
¿Cómo que rositas? Vamos hombre, te las tenáis que haber puesto negras y blancas, cual dominó con patas que eres.
Aunque bueno, un poco de tono de color dentro de esa línea bicromática que lleva tampoco viene nada mal.
Y las de los pies a juego, que ya que estamos, hay que ir conjuntada de arriba a abajo.
Además, ver a Kim haciéndose la manicura como cualquier hijo de vecino nos acerca más aún a la vida de las famosas.
Se nota que además está aburridilla, porque ni le han ofrecido una revista del corazón para que lea.
Eso es porque ya no están de moda, porque ahora lo que se lleva es leer los cotilleos más jugosos en blogs como el nuestro.
Claro que sí, hombre ya.
Se sentirá realizada la mujer.
Sale un día a hacerse las uñas y tiene un montón de paparazzi detrás retratando ese momento.
De ahí que se tuvo que poner mona para ir a la esteticien.
Si se hubeira puesto el chándal hubiera perdido glamour el momento.
Y eso nunca.
Kim Kardashian divina hasta la muerte.
Kim Kardashian espectacular con su vestido de cebraFotografía
