Con lo glamourosa y estilosa que va siempre esta mujer en la alfombra roja, y vaya sustos nos da Nicole Kidman cada vez que nos la encontramos “de estar por casa”.
Esta vez, pudiera ser que tanto relax estilístico se deba a su posible estado de buena esperanza.
Nicole lleva rebequilla “abuelera”, el pelo hecho un estropajo desbocado, unos zapatos planos que la alejan a zancadas del concepto más básico de estilo, y un vestido que, sin entrar en si es bonito o feo, diremos que lo peor de todo es que está arrugadísimo.
Y en ese vestido, ¿qué observamos? Una incipiente y muy, pero que muy sospechosa tripita.
Si recordamos que cuando estuvo embarazada de su primera hija, después de llevar casi seis meses gestándola, apenas se le notaba el embarazo, ¿a qué viene ahora que le salgan estas lorzas? Además, se suponía que iba a participar en la próxima película de Woody Allen, pero en el último momento lo ha cancelado.
Elemental, querido Watson.
El silogismo es bastante sencillo.
Si siempre está, no delgada, sino lo siguiente, excepto cuando está muy embarazada, y ahora tiene barriga (y sabemos que no les gusta la cerveza, sino que bebe Actimel a todas horas), pues blanco y en botella.
Vamos, que está preñadísima.
Bueno, eso siempre desde la base de la rumorología, por supuesto.
Habrá que esperar la confirmación oficial.
