La carrera de Terrence Malick es una de las más singulares de toda la industria del cine.
A sus 68 años de edad sólo tiene cuatro películas a sus espaldas, una serie de títulos que le han valido para convertirse en uno de los rostros más cineastas de Hollywood y al más tiempo uno de los más huidizos: Malick es una persona profundamente reservada que rara vez accede a hablar con la prensa.
Toda una rareza.
Su quinta película, The Tree of Life, llegarará a los Estados Unidos el próximo 27 de mayo con Brad Pitt, Sean Penn y la ascendente Jessica Chastain como protagonistas principales.
Hasta que la película se pase en la Sección Oficial a competició del próximo festival de Cannes no podremos estar seguros, pero todo apunta a que The Tree of life respeta muchas de las características del cine de Malick: incluye la narración de uno o más personajes, la naturaleza es una parte importante de la historia, es una película de época y está rodada en su gran mayoría en escenarios exteriores y naturales.
El cineasta de películas como La delgada línea roja se centra en su nuevo proyecto en la evolución de un niño basándose principalmente en la relación con su familia, siendo su madre el amor y la bondad, y su padre la dureza y quien le enseña a enfrentarse a un mundo hostil.
Desde un punto de vista más ambicoso (o pretencioso, depende de a quién preguntas) la película también tratará la evolución de qué universo.
Teniendo en cuenta el pedigree de sus proyectos y lo que se prodiga en pantalla, los técnicos más destacados del negocio están siempre deseando ponerse a las órdenes de un poeta visual como Malick, como bien queda claro con la participación en el film del compositor Alexandre Desplat y el director de fotografía Emmanuel Lubezki.
Nada quiere perdérselo.
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