Te guste o no el tipo de cine que hace, hay que reconocerle a Adam Sandler que jamás engaña a la audiencia.
Se rodea de sus amigos en los rodajes de casi todas sus películas, prácticamente interpreta el mismo papel una y nunca ha intentando venderse como la estrella glamourosa que jamás podrá ser.
Sígueme el rollo, su nueva película, se estrena el 25 de febrero en España y sigue, punto por punto, los esquemas que han acabado convirtiendo a Adam Sandler en uno de los actores más rentables en Estados Unidos (que no fuera de sus fronteras, donde nunca ha terminado de despegar).
Demostrando una vez más que su prioridad es hacer películas por y para el público (que no es algo necesariamente malo, por mucho que se desperdicie algo su talento), Jennifer Aniston acompaña al cómico dando vida a su secretaria, una mujer que se hace pasar por su esposa para que este pueda ligar con una espectacular rubia a la que acaba de conocer.
Una premisa aparentemente complicada que se simplifica rápidamente en una película que sorprendió a propios y extraños el pasado fin de semana cuando en plena Super Bowl promocionó claramente los pechos de Brooklyn Decker, la otra integrante del triángulo protagonista.
Lo dicho, que no engaña a nadie.
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