Los responsables de la adaptación de The Green Hornet tienen bien la lección aprendida.
Para poder triunfar con una historia de superhéroes en el cine te hace falta un protagonista carismático (Seth Rogen), una chica guapa con personalidad (Cameron Díaz), un secundario potencialmente divertido (Jay Chou), un villano salido de alguna producción de culto (Christoph Waltz) y un director que haya demostrado cierto talento visual en sus anteriores proyectos (Michel Gondry).
Todo perfecto hasta el momento en el que los productores se les olvidó prohibir el acceso al set de rodaje de Nicolas Cage, un actor en crisis con un papel secundario pero potencialmente letal en la película.
The Green Hornet se estrena el 14 de enero en medio mundo, una fecha de lo más atípica para una producción de estas características.
Britt Reid es el dueño de un famoso periódico que por las noches se convierte en el Avispón Verde, un justiciero enmascarado al cual todos ven como un ladrón sin escrúpulos.
Su identidad secreta le mantiene protegida del mundo, aunque Kato, su fiel y habilidoso chofer, conoce el secreto y decide unirse a Reid con el objetivo de luchar contra el crimen, para lo cual diseñaron instrumentos de alta tecnología, además de unas mascaras que les ayudarían a pasar desapercibidos.
Cualquier fan de estas películas se habrá dado cuenta de que no he citado en la introducción un elemento importantísimo, aunque no siempre presente, en las películas de superhéroes: el vehículo del protagonista.
Si el Batmovil, o las Batmotos vistas en algunas secuelas de la saga ahora dirigida por Christopher Nolan, es un acompañante básico de Bruce Wayne, la Black Beauty es el vehículo al servicio de Britt Reid: un coche espectacular y de lo más últil que podéis conocer en la primera featurette de la película de Gondry.
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