Ábalos responde a las filtraciones de wasaps con Pedro Sánchez y la falta de acción del Gobierno.

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El contexto de las filtraciones
El exministro de Transportes, José Luis Ábalos, se encuentra en el centro de la polémica tras la filtración de mensajes de wasap entre él y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Estas revelaciones han sido publicadas por el diario El Mundo y han generado un gran revuelo dentro del Ejecutivo.
Ábalos, quien ha sido un personaje clave en el PSOE, ha expresado su descontento con la repercusión que estas filtraciones han tenido, especialmente después de haber soportado durante 17 meses filtraciones sobre su vida privada sin que se tomaran medidas al respecto.
La reacción de Ábalos ante las filtraciones
En una reciente entrevista, Ábalos afirmó: «Me da igual confirmarlo que desmentirlo». Su frustración es evidente, ya que ha denunciado que las filtraciones que le afectan a él y a su entorno no han sido objeto de investigación. Según el exministro, la información que ha salido a la luz pertenece a su etapa como secretario de Organización del PSOE y estaba almacenada en discos duros que pertenecían a su asesor, Koldo García, quien fue detenido por la Guardia Civil. Ábalos sostiene que no tenía conocimiento de que Koldo custodiaba ese material, ya que lo había dado por perdido durante una mudanza.
Las implicaciones legales y la falta de respuesta
La situación se complica aún más cuando Ábalos revela que ha intentado recuperar el material incautado por la UCO, pero no ha recibido respuesta de los jueces. «Lo normal es que cuando incautan algo que no es del detenido te lo devuelvan», argumenta. A pesar de su insistencia, el Instituto Armado procedió a abrir la documentación sin su consentimiento, lo que ha generado aún más inquietud en el exministro. Ábalos ha denunciado públicamente las filtraciones, pero esta vez ha decidido no presentar una denuncia, ya que considera que las conversaciones filtradas son «normales» y no le afectan directamente.
Reflexiones sobre la política actual
La situación de Ábalos pone de manifiesto la tensión existente dentro del PSOE y la forma en que las filtraciones pueden afectar la imagen de los líderes políticos. La falta de acción por parte del Gobierno ante las filtraciones que han afectado a Ábalos contrasta con la atención que se le ha dado a las revelaciones que involucran al presidente Sánchez. Esta disparidad en el tratamiento de las filtraciones plantea preguntas sobre la transparencia y la ética en la política actual. Ábalos, al final, parece estar más preocupado por la falta de respuesta a sus propias denuncias que por las filtraciones en sí, lo que sugiere un clima de desconfianza en el seno del partido.