Con lo idealísima de la muerte que parecía la joven Kate Middleton para ejercer de novieta del Príncipe Guillermo, el segundo en la línea de sucesión al trono de Inglaterra.
Educada, trabajadora, guapa, discreta, inteligente,… Parecía tenerlo todo, pero ahora sale a la luz un pequeño obstáculo que podría interponerse en su completa integración con el resto de la familia real.
Se trata de su alergia a los caballos.
Un inconveniente bastante notable si tenemos en cuenta que pocos miembros de la realieza inglesa son los que no destacan por sus dotes como jinetes y amazonas.
La propia reina Isabel II es aficionadísima a la equitación (aunque tampoco me la imagino yo para muchos “trotes” a su edad), y en los salones del Palacio de Buckingham siempre hay ejemplares del “Racing Post”, un diario especializado en el arte ecuestre.
Y no debe de ser demasiado leve la alergia cuando por culpa de ésta, la pobre de Kate se pasó hace un mes una tarde entera encerrada en su Audi, un día que fue a visitar a su chico al Club de Polo Beaufort, donde el Príncipe jugaba la Copa Chakravarty con su hermano Enrique.
Tal debió de ser el ataque de alergia que le dio…Pero la joven Kate, a pesar de este contratiempo con el arte ecuestre, está dispuesta a todo para integrarse con su familia política (”cuestre” lo que “cuestre”) (vale, lo sé, es un chiste malísimo…), y por eso ha decidido ponerse en manos de los médicos para solventar el problema.
“Kate ha buscado consejo médico.
Ella está dispuesta a superarlo”, ha declarado un amigo de Kate a The Daily Telegraph.
Más le vale tener cuidado, que este tipo de afecciones no son moco de pavo, y en concreto la reacción alérgica a los caballos afecta seriemente a los pulmones.
Así que, si no puede ir a ver a su amado a los partidos de Polo, tampoco se pierde gran cosa, que seguro que lo único que se consigue en ese tipo de eventos es salir con los tacones llenos de caca de caballo.
Puaj.
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