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Érase una Vez: Los cuentos de siempre han llegado para quedarse

El mundo de los cuentos tradicionales siempre ha tenido su encanto para los que los hemos conocido de pequeños y que cuando hemos crecido, los hemos visto con otros ojos.
Hadas, duendes, enanitos y príncipes azules que hacían cosas que cuando tenías algo de conocimiento ya no sonaban igual de inocentes y desprendidas.

Sin ir por otros caminos, al madurar, los cuentos cambian y se convierten en perturbadores y nada infantiles.
Esa es la premisa de Érase una Vez, que es como se conoce en España a la serie Once Upon a Time, la propuesta de la ABC que trae de vuelta a los personajes de esos cuentos, situándolos en un contexto contemporáneo, pero recluyéndolos en un sitio cerrado, como es la ciudad de Storybrook.

Allí va a parar Emma Swann (Jennifer Morrison), con el anzuelo que le tiende su hijo.
A partir de ahí, los distintos personajes que pueblan aquellas historias hacen acto de presencia, convertidos en los vecinos de la población de Maine.
Pero ¿es real la historia que cuenta el niño o se trata de las fantasías de un jovencito demasiado impresionable? Eso es de lo que trata la serie y que, alternando historias a ambos lados del muro intentan hacernos comprender.

Como punto de partida, la idea es muy sugerente.
No es nada original, ya que se ha visto en otros medios, como el cómic Fábulas, entre otros o la otra serie que tiene los cuentos como argumento básico, Grimm.
La diferencia reside en que lo cuenta de manera muy cercana y agradable.
No hay grandes estridencias, y los personajes “humanos” están sólidamente creados desde los personajes “ficticios”.
Todos tienen su contrapartida en el “mundo mágico” y en Storybrook actúan tal y como lo hacen en los cuentos, salvando las distancias.
Uno de los puntos a favor.
Poner a la Reina como alcaldesa de la población es otro acierto.
Nadie parece recordar quien es, y su posición de poder le permite ser quien corte el bacalao.
Como está escrito, su mayor incordio es Blancanieves, quien, como no conoce su papel en esta historia, delega en su hija, Emma.
Lara Parrilla resulta inquietante como Reína, aunque en su papel como alcaldesa queda más desdibujado, algo sobredimensionado.
No infunde ese respeto que debería tener, y en ocasiones parece una caricatura.
Ginnifer Goodwin es una Blancanieves guerrera y que sabe lo que quiere, aunque en el mundo real parece ser demasiado apocada.
Otra caricatura que cuesta creerse.
En cambio, Robert Carlyle está fantástico en su papel de Rumplestinsky.
En ambos mundos se manifiesta como un manipulador y soberbio, que tiene a todo el mundo bajo su pie y a su completa merced.
El resto de los personajes apuntan hacia su personalidad de cuento y gracias a la ayuda de Emma consiguen ir avanzando en sus vidas, atascadas aparentemente en callejones sin salida hasta la llegada de esta.
No está defraudando la serie, y tiene muchos puntos para ser una de esas series que destacan entre las muchas opciones que nos han presentado las cadenas a lo largo de esta temporada.
Yo le auguro un buen futuro, y espero que las audiencias continúen siéndole fiel y tengamos mucho cuento para rato.

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