¿Queda realmente algo que ofrecer en el subgénero de los exorcismos? Muchos lo han intentado con más o menos suerte, pero tarde o temprano todas acaban chocando de frente con el principal problema: la imborrable huella de El exorcista, la mítica de cinta de William Friedkin que arrasó en todo el mundo y revolucionó como nunca el cine de terror.
Aunque no logre igualar el impacto de la película protagonizada por la niña Reagan, al menos El último exorcismo , encargada de cerrar anoche la VIII Muestra SyFy de Cine Fantástico, va por otro camino.
Reconocido con el premio al mejor actor en el último festival de Sitges, Patrick Fabian da vida a un carismático pero arrepentido reverendo que permitirá que un equipo de reporteros le siga en su último caso y realice un documental que ponga al descubierto la mentira que son los exorcismos.
Para sorpresa de él, este viaje a una apartada granja de Louisiana puede acabar convirtiéndose en el primer exorcismo en el que no haya trampa ni cartón.
Más que de la película de Friedkin, la película de Daniel Stamm es una clara heredera de fenómenos del cine reciente como Rec o El proyecto de la Bruja de Blair, una película a la que ya deberíamos empezar a reconocer como la película más influyente del cine de terror desde… probablemente la mismísima El exorcista.
Debo reconocer que no soy de los que cayeron cautivados ante ese faso documental, pero negarle sus méritos a estas alturas sería una estupidez.
Reflexiones sobre el cine de terror moderno aparte, lo cierto es que El último exorcismo no llega a entrar en las grandes ligas pese a contener momentos de lo más inquietantes.
Aunque a veces pueda dar la impresión de que los ángulos imposibles y los reflejos de la cámara son excesivos, la película aprovecha las posibilidades visuales de una técnica de lo más atractiva… pero que corre el riesgo de ser explotada en exceso.
En unos tiempos en los que la originalidad brilla por su ausencia (y el cine de terror no es en absoluto una excepción), esta película aprueba con nota gracias la inmersión a la que somete Stamm al espectador.
El más que notable trabajo de sus actores, las inquietantes pero no excesivas apariciones de la ¿endemoniada? adolescente y la inteligente manera de contar el relato convierten en El último exorcismo en una película de lo más recomendable para los fans del (sub)género.
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