La Gran Guerra: causas, consecuencias y datos del conflicto mundial que involucró a las principales potencias mundiales y a muchas de las menores entre julio de 1914 y noviembre de 1918.
Temas cubiertos
La Primera Guerra Mundial fue un conflicto mundial que involucró a las principales potencias mundiales y a muchas de las menores entre julio de 1914 y noviembre de 1918, cuando Alemania aceptó las condiciones del armisticio. Inicialmente llamada por los contemporáneos «guerra europea», con la consiguiente participación de las colonias del Imperio Británico y de otros países no europeos, incluidos los Estados Unidos de América y el Imperio Japonés, tomó el nombre de Guerra Mundial o incluso de Gran Guerra.
Fue de hecho el mayor conflicto armado de la historia hasta la siguiente Segunda Guerra Mundial. La Gran Guerra: causas, consecuencias y datos.
La Gran Guerra: causas, consecuencias y datos
La Gran Guerra fue un conflicto que se llevó por tierra, aire y mar.
El 28 de julio de 1914 es la fecha oficial que marca el comienzo del conflicto mundial. El acontecimiento desencadenante fue el asesinato del serbio Francisco Fernando, heredero del trono de Austria-Hungría, por parte de un nacionalista serbio-bosnio en Sarajevo. Austria culpó a Serbia, y Rusia respaldó a Serbia. Cuando Austria-Hungría le declara la guerra un mes después, los aliados intervinieron y todo el continente entró en guerra.
Causas del conflicto
Las causantes de esta guerra fueron la compleja red de alianzas entre las potencias europeas, mejor conocidas como “Triple Entente” conformada por Gran Bretaña, Francia y Rusia, y la “Triple Alianza” conformada por Alemania, el Imperio Austro Húngaro, e Italia.
Alrededor de 1906/1907 se desarrolló una intensa competencia entre las diferentes naciones europeas. Estas competiciones también tuvieron lugar en el marco del período imperialista. A principios de siglo, la división de las tierras ya había tenido lugar y los diferentes imperios coloniales sólo podían expandirse uno en detrimento del otro, lo que ponía en duda la división en la que Francia y Gran Bretaña habían obtenido grandes ventajas.
Esto dio lugar a una política cada vez más agresiva, que condujo a una carrera armamentista general. Es decir, a una tendencia a reforzar los ejércitos y las flotas y a invertir capital y recursos en la producción de armas cada vez más mortíferas. La guerra y el ejército se convirtieron así en un gran asunto económico, en el que poderosos grupos industriales y comerciales invirtieron enormes cantidades de dinero.
La guerra culminó el 11 de noviembre de 1918. Cuando el aparato militar estaba paralizado, y comenzaron las revueltas y motines en el ejército y los levantamientos populares. Fue un conflicto de consumo, una guerra de posición, de trinchera, que le costó a la humanidad millones de vidas de todos los países involucrados.
Diez millones de soldados y civiles fueron las víctimas. El conflicto no sólo causó muertes, sino que también agotó la economía de las potencias en guerra y cambió las estructuras político-territoriales para siempre. Fue el presidente estadounidense Wilson quien elaboró en 14 puntos las premisas para la paz futura. El 19 de enero de 1919, con la Conferencia de Paz en París, se iniciaron las negociaciones de paz para definir el nuevo orden mundial. Participaron representantes de las 27 naciones ganadoras, pero las negociaciones dependían en realidad de la Inglaterra de L. George, los Estados Unidos de Wilson y la Francia de Clemenceau. Los dos tratados de paz más importantes fueron el Tratado de Versailles y la Paz de Saint-Germain.
Mientras tanto, el Imperio Otomano y la Rusia del Zar desaparecen, reemplazados por otras tantas nuevas entidades territoriales. Con el fin de mantener el equilibrio entre los estados y una paz duradera, el 28 de abril de 1919 se creó un organismo internacional: la Sociedad de Naciones. El fin de la guerra fue acogido por todos con gran alivio, pero el conflicto había causado drásticos cambios económicos y sociales. Dos décadas luego se desató la Segunda Guerra Mundial.
