Ya habíamos visto varias fotos de la excéntrica Lady Gaga en su pasado más escondido, cuando aún no era un personaje tan pintoresco como lo es hoy y no llamaba tanto la atención como cada vez que se sube a un escenario con uno de sus estupendos y elaborados modelitos, o se va a una entrevista tan peripuesta y tan suya como es ella.
Pero verla sin maquillaje (y su consecuente careto) y en sus momentos pre Gaga, cuando la Lady aún no había nacido, sigue siendo sumamente flipante.
Parece como si hubiera muerto y hubiera renacido, como si antes fuera un capullo y ahora una mariposa (o quizás algunos lo verán al revés), o como si siempre hubiera sido un polluelo en el cascarón a punto de estallar.
Daba sus conciertos, pero su voz no era tan valorada como lo es ahora.
Y es que fue quitarse la melena morena y cambiarse el nombre y triunfar como una posesa.
Pasó de ser Stefani Joanne Angelina Germanotta (…vaya nombre, ¿no?) a Lady Gaga.
Y qué queréis que os diga… me encanta muchísimo más ahora, con su personalidad propia y sus idas continuas de olla, sin olvidar nunca que bajo esa máscara de tía rara se encuentra uno de los talentos más impresionantes del siglo XXI.
La nueva Madonna que le dicen, aquí, cuando era sólo una nena.
Stefani Joanne Angelina Germanotta antes de ser Lady GagaFotografía
