En Tailandia, una perrita toma la comida que le ofrece un transeúnte y se la lleva a sus cachorros. Es el amor de una madre por sus hijos.
El suceso ocurrió en Bangkok, Tailandia. Una historia dramática y conmovedora a la vez, que conmueve y hace reflexionar. Una historia de amor entre una madre y su hijo. La protagonista es una perrita que, en la calle, acepta un trozo de pollo de un transeúnte que se lo ofrece, movido a compasión por ese animal visiblemente hambriento.
Pero el perro, agarrando el bocado entre los dientes, no lo devora sino que huye. Al cabo de unos minutos, el perrito vuelve y, con ojos suplicantes, pide más comida. El hombre, de corazón tierno, le ofrece un poco más y, también esta vez, el animal se va sin comerlo.
Decidido a comprender la dinámica de ese comportamiento, el transeúnte va tras él y descubre algo realmente increíble.
La madre pide comida para sus cachorros
La escena en la que el hombre es espectador no sólo es emocionante, sino que está llena de significado. Un significado que se refiere a un fuerte sentido de la responsabilidad que viene a mover. Esa perrita, de hecho, no pedía comida para ella sino para sus cachorros. Vagó por las calles con la esperanza de encontrar algo de comer para llevarles. Un instinto maternal que lleva a la reflexión. Y a una conciencia inevitable.
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