Señor Elon Musk, el conflicto interno o la guerra civil sí puede prevenirse. De hecho, formar parte de su prevención es un deber. El enojo puede propagarse como un virus, y generalmente nos comportamos peor cuando estamos en grandes grupos.
La solución a esto radica en volver al pensamiento crítico, una tarea difícil en una época marcada por divisiones profundas. Nos encontramos ahora frente a una doble pérdida de identidad, tanto para aquellos que responden con violencia al tema de la inmigración ilegal, como para los propios inmigrantes.
No reconocemos identidades individuales, ni de los inmigrantes, ni de los que les niegan la acogida. Dejamos de ver personas y solo vemos grupos grandes y uniformes. Esta práctica de categorización grupal intensifica el conflicto de «nosotros contra ellos», que resulta en irracionalidad y violencia. Nunca ha sido más importante recordar que el pensamiento y la acción individual son posibles, y que está permitido tener dudas.
Los recientes disturbios en el Reino Unido no han sido provocados por la desinformación. Fueron fruto de la pérdida del sentido del individuo en un clima de polarización y preocupación. Las dinámicas de grupo, evidentes en lo que está sucediendo en las Islas Británicas, son un recordatorio de viejas lecciones que pueden ayudarnos a evitar futuros remordimientos.
El famoso psicólogo Phillip Zimbardo, conocido por el experimento de la prisión de Stanford, mencionaba la teoría de la desindividuación. En escenarios grupales, las personas tienden a perder su identidad personal, reducir su sentido de responsabilidad e incrementar su comportamiento agresivo. La sensación de anonimato no es exclusiva de internet, también está presente en las multitudes, en la vida real. Muchos individuos no mostrarían comportamientos agresivos si estuvieran solos, ni proferirían amenazas ohne el anonimato que proporciona un perfil en redes sociales. Esto indica que existe una solución.
Las estrategias de falsear la información o las intervenciones foráneas no son fenómenos recientes. Radicales de todas las creencias avivan el conflicto a través de su rabia y el distorsionamiento de los hechos. Recurriendo a plataformas de medios poderosas, como el activista Tommy Robinson en este caso específico, propagan su indignación por las redes sociales. Lo inquietante es la intersección entre lo digital y el mundo real. En el porvenir, será cada vez más frecuente la presencia de provocadores y con la incorporación de la inteligencia artificial, hallar la verdad se volverá más difícil. Por tanto, es esencial resistirse a los engaños y fomentar la capacidad de análisis crítico.
Todo se desató a raíz de que alguien creó un personaje ficticio como chivo expiatorio del horrendo asesinato de tres pequeñas de 6,7 y 9 años que tuvo lugar en una guardería de Southport. Inventaron a Ali Al Shataki, supuesto refugiado musulmán que habría entrado ilegalmente al país. La falsedad cobró tal magnitud que las autoridades decidieron desvelar la identidad del auténtico asesino a pesar de ser un menor, como una medida excepcional para impedir la propagación de noticias falsas y el odio asociado. Sin embargo, el problema radica no tanto en la invención de Ali Al Shataki, sino más bien en que esta persona podría haber existido realmente, y nos encontramos en un punto crítico para abordarlo.
A aquellos que partían sin argumentos racionales se les suman los que han perdido su razonamiento, pues en una situación donde la preocupación por la inmigración es legítima, ciertas reacciones desacreditan cualquier forma de respuesta. Y así todo se confunde, religión y etnia, fusión sin conciencia. Mientras las calles arden evocando una escena de La Purga, muchos desconocen si son xenófobos, racistas o islamófobos. El miedo inducido ha resultado ya en cerca de 400 arrestos, y no nos sorprendería verlo atravesar fronteras.
El psicólogo Solomon Asch evidenció con sus experimentos de conformismo que la presión social puede alterar nuestras creencias personales. Los individuos pueden asumir comportamientos y normativas que no tendrían de forma autónoma, e incluso pueden integrar ideas opuestas a su juicio cuando se encuentran en un colectivo. La respuesta, tanto para la reacción como para la opinión, es la individualización, no confundir con individualismo.
La individualización no contradice a la solidaridad. Consiste en pensar con nuestra propia mente, sin ceder ante impulsos de odio, que contrastan con el juicio, requiriendo paciencia y tolerancia para formarse. Es básico subrayarlo, pero parece indispensable recordar que no todos los inmigrantes son criminales, ni todas las personas preocupadas por la inmigración son intolerantes.
Desde revueltas puntuales hasta el nazismo mismo, la multitud es más alarmante que el individuo. En la película La Ola, un grupo de estudiantes participa en un experimento donde un profesor intenta demostrar lo sencillo que es formar una autocracia. Los que han visto el filme recordarán que el experimento terminó descontrolándose. Jóvenes que de manera individual ni poseían una ideología extrema ni recurrirían a la violencia, acabaron convirtiéndose en auténticos fascistas. Las masas son altamente susceptibles a estímulos emocionales, y actúan con mayor impulsividad y devastación que los individuos solitarios.
Vamos a reconocer nuestra susceptibilidad frente a la imposición y la influencia. Hagamos una retrospectiva humilde de las enseñanzas del ayer. Es perturbante que alguien glorifique la violencia tan abiertamente, pero aún más alarmante es el torrente de aprobación que recibe. El lenguaje agresivo siempre distorsiona la sensatez. La migración no autorizada es un desafío y una dificultad que debe ser abordado. No obstante, responder a esto mediante la incineración de mezquitas y el ataque a las calles, constituye un comportamiento salvaje. Algunos afirman defender la civilización occidental. Pero comportarse de manera brutal resulta en una contradicción fatal.
Biografía
Carmen Corazzini hizo sus estudios en periodismo y Comunicación Audiovisual. Se capacitó en dos programas de posgrado, uno denominado ‘Estudios Superiores en Terrorismo: análisis y estrategias’ y otro en ‘Criminología, Victimología y Delincuencia’.
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