¿Qué nos pasa cuando decimos una mentira? El pulso se acelera de manera irregular, nos sudan las manos, hacemos gestos no habituales y la mirada nos delata.
Es cierto que hay personas expertas en la mentira que pueden disimular todas estas señales delante de una persona sensitivamente “normal”.
Pero ¿y si quien te observa es el mentalista Patrick Jane? Pues que ya te puedes buscar un buen abogado si has cometido algún crimen.
El capítulo que emitó ayer La Sexta se basa en la delgada línea roja que separa la verdad de la mentira y sus consecuencias.
Una reflexión que se plantea desde diversos ángulos.
¿Está bien hacer ver que te has creído algo por compasión? ¿Está bien callarte lo que piensas por el bien común?Patrick Jane demuestra a su compañera que detecta todo tipo de mentiras pero que se calla por no ofender.
¿De qué sirve que le diga que supo que cuando le decía que iba a celebrar el Día de Acción de Gracias con su familia era mentira, que realmente lo iba a pasar sola? Hablando concretamente de la investigación, el caso es consecuencia de las mentiras contadas dentro de una familia de policías.
En el nuevo episodio del Mentalista, La delgada línea roja, los agentes y Patrick Jane se trasladarán a la habitación de un motel donde yacen muertas dos personas.
Una de ellas era un testigo protegido de un juicio, y la otra una mujer que le acompañaba.
Presentarán varios disparos en el cuerpo.
La policía local está segura de que el asesino es Rick Carass, el traficante pendiente de juicio, pero Patrick sospecha de los propios agentes, que mantenían una intrigante relación con la mujer hallada muerta.
La acción arranca cuando un joven policía entra a la habitación de un hotel y encuentra a dos víctimas en el suelo, un testigo protegido y una chica que después se descubrirá que es el eje de todo el crimen.
Los agentes del CBI y Patrick Jane son llamados a la escena de un crimen y ahí ya empieza la rivalidad con la policía local, que no dudará y acusará como autor de los hechos al traficante pendiente de juicio.
Patrick, como es habitual, discrepará al respecto y señalará como culpables a los propios agentes, ya que mantenían una relación algo especial con la mujer muerta.
Todo apunta a pensar que la mujer que yace muerta tenía una relación con un policía pero además hay un bebé de por medio, hijo de su pasada relación con el testigo protegido.
Las pruebas señal al joven policía que fue el primero en llegar a la escena del crimen y a la vez es hijo del inspector jefe del cuerpo.
El paso siguiente es descartar al hijo y centrarse en el padre, quien se sospecha que mantenía una relación más que amistosa con la víctima.
Pero, ya se sabe, en esto de la verdad y la mentira hay quien está más entrenado.
Así que, aunque Jane tiene claro que el inspector jefe está mintiendo pero sabe que no va a confesar, decide ir a por una presa más fácil: su mujer.
En casa de los policías se descubre un núcleo familiar roto por la mentira.
El padre de familia en el pasado tuvo diversas infidelidades y ya nadie sabe qué se puede decir y qué no.
La madre está harta de las mentiras de su marido y el hijo no hace más que protegerla.
Una protección que veremos que desencadenará la tragedia.
Y es que al final se descubre que la víctima no era una amante del policía sino su hija, fruto de un desliz pasado.
Pero, claro, el otro hijo ignoraba tal información y al sospechar de su padre le da un arranque y la mata en lo que acaba siendo un fratricidio.
Resultado: una hija muerta y un hijo en la cárcel.
Al final el bebé que deja la víctima será el punto positivo de toda esta historia, ya que irá a parar a los brazos de sus abuelos.
¿Qué es más fácil perdonar: una mentira o una verdad?Descargar
