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Crítica: Todo sobre mi desmadre. Otra comedia a medio gas del clan Apatow

Judd Apatow se ha convertido en un reputado productor de comedias, de las que destaca su elenco de actores y guionistas y un tono siempre a caballo entre el realismo más estricto y la comedia juerguista.
Esta indefinición en sus propuestas suele dejar casi siempre con la impresión de no haber terminado de rematar la faena.

En esta ocasión repite con Nicholas Stoller, quien dirigió Paso de tí, el film escrito e interpretado por Jason Segel del que se ha extraído el personaje del rockero pasado de vueltas de Russell Brand que protagoniza ahora Todo sobre mi desmadre.

Si le sumamos la presencia de Jonah Hill y apariciones estelares de Aziz Ansari o Kristen Bell reinterpretando el papel de Sarah Marshall, está claro que todo queda en casa.
Aaron Green es un joven ejecutivo en un sello discográfico que pretende volver a poner en el candelero a uno de sus músicos favoritos, el indomable Aldous Snow.
Para ello organiza un concierto aniversario en el teatro Greek de Los Angeles que devolverá la fama al rockero, emocionalmente perdido desde su reciente ruptura sentimental y el sonoro fracaso de su último disco.
Para lograrlo, Aaron tendrá que volar hasta Londres para acompañar al artista hasta Estados Unidos.
Por el camino se topará con las excentricidades de Aldous y aprenderá en su propia piel lo que es ser una estrella del rock.
Tanto el planteamiento como los actores elegidos para la película no podrían ser más acertados.
Russell Brand es una rock star en si mismo y Jonah Hill esta realmente divertido interpretando a su alucinado personaje.
Ambos dos trasmiten la buena química que existe entre ellos y ese atinado casting es muy de agradecer.
Las situaciones en las que terminan involucrados los personajes son de lo más delirantes y son muchos los chistes que funcionan como un reloj.
Ademas, al tener lugar la historia con la industria musical del fondo, encontramos como genial añadido al film, todo lo referente a la farándula y el petardeo.
De esta manera la película cuenta con cameos de Christina Aguilera, Pink o el mismísimo Lars Ulrich.
Ademas encontramos en el nutrido plantel de secundarios un grupo realmente bien elegido para dar la replica a la pareja protagonista.
Desde el gran Colm Meaney como padre de Aldous Snow a quien hace poco hemos podido ver en Ciudadano Ejemplar, o Elisabeth Moss, Penny en la serie Mad Men a quien también pudimos ver en ¿Qué fue de los Morgan? y que aquí interpreta a la novia de Aaron Green.
No termina de convender Sean Combs, conocido anteriormente como el músico y productor Puff Daddy y que aquí en su papel de director del sello musical no termina de encontrar el tono adecuado entre el histrionismo salido de madre y el rollo de rapero gangsta.
Durante todo el trayecto del viaje encontramos momentos hilarantes y grandes guiños a la industria.
Sin embargo el devenir del film va encauzado a resolver la tan manida redención de los personajes principales, hasta el punto que el final, tan de libro que es, no termina por satisfacer más allá del chiste de la última canción.
Una vez más nos quedamos con ganas de haber muerto de la risa en la sala, ya que en esta ocasión los ingredientes eran los correctos.
El día que Apatow pierda la vergüenza, todos nos quedaremos más a gusto.

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