Así fue la vida de Jordi Rebellón, el doctor Vilches. Sin hijos y con su perro Bruce de cómplice el actor eligió "vivir solo antes que mal acompañado".
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Así fue la vida de Jordi Rebellón. Sin hijos y con su perro Bruce de cómplice el actor eligió «vivir solo antes que mal acompañado».
Jordi Rebellón: Así fue su vida
Siempre le recordaremos por ser el prestigioso Doctor Vilches de Hospital Central.
El actor barcelonés ha fallecido a los 64 años por un ictus. Su papel en ‘Hospital Central’ le dio el reconocimiento durante más de una década y le aportó el cariño del público y de sus compañeros de trabajo.
Pero… ¿cómo fue su vida?
Los inicios de la vida actoral de Jordi Rebellón
Su trabajo como actor se ha desarrollado a ‘pico y pala’. Se inició en el oficio por su padre, «un payaso que pintaba, tocaba el violín, hacía teatro y cantaba Zarzuela«. Empezó como un hobbie y tuvo que «trabajar en tres sitios a la vez» para mantener a la familia. A los 15 años participó en su primera obra de teatro en el centro cultural de su barrio. Sin embargo tuvo que dejarlo debido a las necesidades de su familia y decidió buscar otro trabajo.
Rebellón consiguió empleo en la banca. Puso copas. Fue contable. Trabajó de animador. Repartió cartas en moto «para pagar el alquiler»… hasta que, nuevamente, se apuntó a un grupo de teatro.
La vida del recientemente fallecido Jordi Rebellón
Ya superados los 30 años, Rebellón consiguió sus primeros papeles, entre ellos uno en ‘Barrio Sésamo‘. Jordi fue ganando peso para los directores de casting. ‘Médico de familia‘, su primer doctor en la ficción, le dio finalmente la fama que se merecía.
Se trataba de la serie de televisión más exitosa de todos los tiempos. Interpretó, posteriormente, a Rodolfo Vilches, protagonista de otro fenómeno como fue ‘Hospital Central‘.
En sus últimos años su vida estuvo marcada por una deliberada soledad. La reivindicaba con frases como «el viernes no sales a tomarte una copa cuando tienes una serie diaria» o «un personaje implica estar toda la noche estudiando para rodar al día siguiente» o «¿Cómo voy a tener una novia si no puedo verla?».
Por último, Bruce, el perro que le acompañó durante los últimos diez años, fue su gran amigo. «Si le digo que me voy no se queja, si le digo que tardará en salir se calla, si le digo que venga, viene. Lo único que quiere es estar conmigo el máximo de tiempo posible. Y yo también». Sin embargo, en plena pandemia, el que lo «compartía» todo con él, se marchó. «Me has dado tanta felicidad que supera lo que te voy a echar de menos», le prometió a su fiel amigo canino.
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