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Crítica: Valor de Ley. Cine clásico con la firma de los Coen

Se acercan los Oscar y aquí, como siempre, andamos deprisa y corriendo para estrenar lo más sonado de la próxima edición.
El 11 Febrero llega a nuestras pantallas Valor de Ley, el último film de Joel y Ethan Coen basado en la novela de 1968 escrita por Charles Portis que ya fue previamente adaptada en 1969 con John Wayne interpretando a Rooster Cogburn.

Partiendo de la base de que no se trata de un remake si no de una readaptación de la fuente original, tenemos ante nosotros un western con todas las de la ley llevado a cabo por dos de los cineastas con más personalidad del panorama actual.

La premisa, para los que hayan visto el clásico de Henry Hathaway, no tiene misterio, aunque sin duda esta revisión de la historia servirá a muchos para reencontrarse con un género y en concreto una nueva visión de la trama.
Convencida de hacer justicia sobre el asesinato de su padre, la joven Mattie Ross contratara a Reuben J.
“Rooster” Cogburn para dar caza al forajido Tom Chaney.
Los malos hábitos de Cogburn serán un mal menor para el viaje que juntos emprenden hacia su destino acompañados por el Ranger de Texas LaBeouf, que también persigue al fugado movido por sus propios intereses.
Uno de los nombres que destacan y que llaman la atención durante la secuencia de créditos inicial es la del productor ejecutivo Steven Spielberg.
Si la audiencia ya se sienta en la butaca condicionada por el plantel de actores y el magnífico equipo formado por los hermanos Coen, encontrarse de sopetón con el rey midas en pantalla consigue que las pupilas se dilaten y la atención se fije en los acontecimientos que tienen lugar durante las dos horas siguientes.
No es para menos que el film cuente con este aval de lujo, ya que el cuidado que se ha puesto en todos los aspectos de la producción, la alejan considerablemente tanto tematicamente como en lo visual, de la obra de los creadores de Sangre Fácil.
Sin embargo es divertido encontrar similitudes con su anterior obra, ya que Valor de Ley cuenta con unos personajes marcados por su carácter y su peculiar forma de actuar, casi siempre propietarios de acentos imposibles y en algunos casos de amaneramientos impensables.
Todas esas características las podemos encontrar en cualquier título anterior de la filmografía de los hermanos, solo que aquí esos personajes pertenecen a su paisaje más nunca.
Las situaciones episódicas, que deduzco pertenece a la novela, también se ajustan como un guante a la estructura clásica de los mejores films de los Coen, lo que consigue intrigar a la audiencia pese a la falta de acción en muchos momentos de la cinta.
Parte del trabajo está ya terminado desde la elección misma de unos actores que parecen haber nacido para interpretar esta historia.
La primera vez que oímos hablar a Jeff Bridges descubrimos un personaje que se ha hecho así mismo evitando la muerte durante años en sus idas y venidas por el país.
La fuerza y la determinación con la que Hailee Steinfeld da vida a Mattie Rose consigue hacer creíble desde el primer fotograma un personaje que seguramente suene a chiste en la desnudez de las paginas del guión.
Matt Damon perfecto, Josh Brolin terrorificamente palurdo, Barry Pepper irreconocible tras su interpretación, y una plétora de patibularios secundarios a cual más desdentado, desértico y polvoriento.
Ni que decir tiene que recomiendo el visionado de Valor de Ley en su versión original, porque aquí como es lógico, no podemos adaptar los acentos y los matices de un periodo histórico como el representado en una película muy clásica y a la vez deudora del espíritu de sus creadores.
Los Coen no abandonan su habitual ironía, aunque sea por no perder el único matiz que nos recuerda su estilo.
Sería del todo inapropiado perder el humor en medio del desierto.

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