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Carsharing: otra forma de tener coche

Tener coche significa, de entrada, tenerlo.
Sí, parece de tontos, ya lo sé, pero tenerlo significa haber comprado uno, pagar el seguro, pagar la gasolina, el diesel o el biodiesel, pagar los gastos de aparcamiento, etc.
Sin sacar muchas cuentas ni ser un entendido en números, tener coche sale caro al bolsillo, pero también al planeta (empezad, sino, a contar el gasto energético de hacer un coche, o el del mantenimiento de un garaje, por ejemplo).

Si el coche lo utilizamos necesariamente a diario (digo necesariamente, es decir, cuando no se puede ir en transporte público o andando, para ir a comprar el pan no vale) y hacemos un uso eficiente de él (eso es, no vamos tres personas en tres coches al mismo sitio y a la misma hora sino que, como buenos compañeros de trabajo o universidad nos juntamos todos y utilizamos un solo coche), tener coche sale más o menos a cuenta.

En cambio si, como es mi caso, el coche vive en el garaje y sólo lo utilizamos de higos a brevas para ir al supermercado o salir el fin de semana, sale mucho más a cuenta practicar el carsharing o, lo que es lo mismo, tener coche sólo cuando lo necesitemos.

En definitiva, es como alquilar un coche cuando vamos de vacaciones, pero de un modo más rápido y práctico (el funcionamiento vendría a ser como el de Bicing, de Barcelona), y un poco más económico.
En España, el servicio lo presta y Avancar y, como todo en esta vida, tiene sus pegas: por el momento sólo se encuentra en Barcelona, Sabadell, Granollers i Sant Cugat.
Yo, que soy de una de las ciudades elegidas y además lo tengo al lado de casa, ya me he decidido a vender mi viejo coche, desalquilar el garaje y dejar de pagar el seguro, que con eso seguro que me puedo ir una semana de vacaciones con un precioso coche compartido.
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