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Los efectos negativos de la jornada intensiva en nuestros hábitos alimenticios en 2025

La jornada intensiva puede ser atractiva, pero sus efectos en la alimentación y la salud son preocupantes.

La jornada intensiva de verano es esperada por muchos trabajadores, pero su impacto en la salud es un tema que genera debate. Un reciente estudio revela que, aunque el 36% de los empleados españoles la prefiere, solo dos de cada diez la disfrutan.

¿La razón? La alteración de nuestros hábitos alimenticios y sus consecuencias a largo plazo.

Desajustes en los horarios de comida

Comer más tarde de lo habitual puede traer consigo efectos negativos. La doctora Aurora García Tejedor, vicedecana de Ciencias Biosanitarias, advierte que ingerir alimentos después de las 15:00 tiene consecuencias inmediatas y a largo plazo.

A corto plazo, es común sentir una fuerte somnolencia y una digestión pesada. Pero eso no es todo. A medida que el tiempo avanza, se incrementa el riesgo de resistencia a la insulina y aumento de peso. Este último fenómeno ocurre incluso sin un incremento en la ingesta calórica.

El riesgo de enfermedades crónicas

Los estudios son claros: comer tarde está vinculado a un mayor riesgo de desarrollar enfermedades como la diabetes tipo 2 y problemas cardiovasculares. La forma en que nuestros cuerpos metabolizan los alimentos se ve alterada, afectando la secreción de hormonas fundamentales para el control del apetito. Además, las personas que optan por esta rutina tienden a consumir más alimentos ultraprocesados, lo que complica aún más su salud.

El dilema de la merienda

Con la comida programada para las 16:00, surge la pregunta: ¿es necesaria la merienda? La respuesta no es sencilla. Si la comida es completa, puede que no se requiera un tentempié. Sin embargo, en caso de que haya un largo periodo entre la comida y la cena, una merienda saludable puede ser beneficiosa. La clave está en que esta no se convierta en un exceso calórico.

Consejos para mejorar la alimentación

La especialista aconseja optar por comidas equilibradas, ricas en fibra y proteínas. Verduras, legumbres, pollo, pescado y grasas saludables como el aguacate son fundamentales. Además, es crucial evitar azúcares añadidos y carbohidratos refinados que desencadenan picos de glucosa.

¿Qué hacer para mitigar los efectos?

La crononutrición es la disciplina que estudia cómo el momento de las comidas afecta nuestra salud. Los expertos sugieren que las comidas principales deben alinearse con nuestros ritmos circadianos. Un desayuno no demasiado tardío, un pequeño almuerzo y una cena temprana pueden ser claves para equilibrar la energía y minimizar riesgos.

Una mirada al futuro

La jornada intensiva promete tiempo libre, pero a costa de nuestra salud. ¿Realmente vale la pena? Las respuestas son complejas y, sin duda, el debate está abierto. La salud no debe ser un sacrificio en el altar de la productividad.


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