Treinta días se pueden hacer muy largos, mucho más aún si uno está en Perdidos en la Tribu.
No se entiende en qué pensaban los padres de las familias participantes para meterse en semejante embrollo.
Los hijos tienen la excusa de la edad o el ímpetu, pero a ver qué excusa ponen los progenitores.
Nada más llegar a sus respectivas tribus, todas las familias han tenido problemas.
Los Rovira Mezcua han sido recibidos con una soberana bronca, porque mientras los recibían los indígenas, ellos se han puesto a llorar, lo que para la tribu es señal de debilidad y esperan de ellos fortaleza.
Como no tenían traductores (sólo hay durante los consejos), los valencianos no se han enterado de nada.
De lo que sí que se han enterado es de los escupitajos que les han caído encima de boca del jefe de la tribu para bendecirlos.
Con lo higiénico que es lo del agua bendita…Las cosas pinta mal para esta familia, que es la más numerosa.
Las mujeres deberán recoger agua y leña y cocinar para los hombres, que cuidarán del ganado y dormirán con el resto de hombres, abrazaditos en el suelo, para darse calor.
La cara del mayor de los hijos al verse abrazado por indígenas ha sido para enmarcarla…La otra familia del Levante, los Moreno Noguera, no pasa mejores momentos.
Dormirán en una casa construida en el árbol más alto de la selva aunque las mujeres de la familia padecen de vértigo y los jefes ya les han dejado clarito que las mujeres para ellos “son inferiores a los cerdos”.
Raquel, alias “la pija”, le ha encontrado el lado positivo a semejante advertencia: mientras tenga la regla no podrá tocar a los animales porque se la considerará “impura”, así que al menos, una semana al mes se ahorrará esa tarea.
A esta chica no se le puede negar el intento de ver el lado bueno de las cosas…Comentario a parte merece su llegada al aeropuerto de la isla y su domino del inglés.
Ante el cartel de “Arrivals”, ellos han leído algo parecido a “airbag”.
A esto le llamo yo economizar en el lenguaje.
¿Para qué tanta palabra si una sirve para todo? Por su parte, los Segura Romero parecen estar en forma.
Han recorrido media selva corriendo descalzos como si tal cosa.
Lo que no parece que llevarán tan bien serán las costumbres machistas de la tribu.
La madre no parece una mujer que se sepa morder la lengua, desde luego, y los hombres no están precisamente encantados con la idea de tener que cazar cocodrilos y bestias similares…Aún queda mucho para saber cuál de las familias se hará con el botín de 150.
000€, pero seguro que tendrán que pasar por muchas barbaridades para acercarse a la recompensa.
Qué caro sale este premio…
