Ángeles Béjar, madre de Luis Rubiales, junto con su cuñada, continúa su segundo día de encierro en la iglesia de la Divina Pastora en Motril, Granada.
La madre de Luis Rubiales, completa su segundo día de encierro en la iglesia de la Divina Pastora en Motril, Granada, para exigir justicia para su hijo.
Segundo día de encierro de madre de Rubiales
Ángeles Béjar, madre de Luis Rubiales, el presidente temporalmente cesado de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), junto con su cuñada, continúa su huelga de hambre y encierro en la iglesia de la Divina Pastora en Motril, Granada.
Este acto radical tiene como fin buscar justicia para su hijo, quien está en medio de una controversia tras besar en la boca a la futbolista Jenni Hermoso.
La madre y cuñada de Rubiales pasaron su primera noche en la iglesia.
Ambas mujeres, según informes, están en «buen estado dentro de lo que cabe» y tienen la intención de continuar con el encierro indefinidamente hasta que se ponga fin a lo que consideran una «cacería, inhumana y sangrienta que están haciendo con mi hijo con algo que no se merece».
Respuesta comunitaria
Durante la noche, más de un centenar de vecinos de la localidad granadina se reunieron frente a la iglesia para manifestar su apoyo a las mujeres.
Pancartas con los lemas «Todos somos Rubiales», «Jenni, ¿por qué no dices la verdad?», «¡Stop cacería!» y «¡Basta ya!» adornaban el lugar.
Este acto fue organizado espontáneamente a través de las redes sociales.
Las dos mujeres se quedaron en la iglesia bajo el pretexto de orar por su hijo durante las labores de limpieza.
Ángeles Béjar se pregunta por qué «se están ensañando» con su hijo y cuál es la verdadera historia detrás de todo esto.
Asegura que Rubiales es «incapaz de hacerle daño a nadie».
Vanessa Ruiz, prima de Rubiales, se convirtió en la portavoz de la familia y agradeció el apoyo de la comunidad.
También confirmó que, debido a la edad y problemas de salud de Béjar, la situación se ha vuelto particularmente difícil para ella, quien se encuentra llorando constantemente y sin comer ni dormir.
«La familia está sufriendo mucho», insistió Ruiz.
