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El Pez León amenaza con invadir y arruinar a las Bahamas

Esta noticia comienza como si se tratara de una de las películas de la saga de Tiburón.
Imagínate el tráiler: La gente acude a las Bahamas para zambullirse y bucear en su agua cristalina y navegar entre sus minúsculas islas.

Parece un paraíso tropical… pero una amenaza aguarda en las profundidades del océano.

Asusta, ¿eh? Pero no te esperes un gran escualo de mandíbulas infinitas y sediento de sangre humana, la amenaza es pequeña en tamaño: el Pez León.
El Pez León (o Pterois volitans) llama poderosamente la atención con sus franjas, su fila de espinas puntiagudas y unas aletas similares a la melena de un león.

Una especie llamativa pero también peligrosa.
Sus espinas son venenosas y producen una picadura muy dolorosa para el ser humano y mortal para muchos animales.
En cuanto al sobrenombre, no sólo proviene del parecido con la melena del león sino también porque se trata de un feroz depredador.
Para que te hagas una idea: Un solo Pez León puede matar a las tres cuartas partes de la población de peces de todo un arrecife en poco más de un mes.

Esta especie es propia de los océanos Índico y Pacífico pero en los últimos años se han extendido por todo el Caribe, especialmente en las Bahamas.
Hay, como no, una teoría para explicar la súbita aparición de esta especie invasora.
Nos remontamos a 1992, el huracán Andrew -la segunda tormenta más poderosa que azotó los EE.
UU.
en el siglo XX- causa destrozos en un acuario de Florida.
Media docena de peces león (conocidos allá como lionfishes) aprovechan la coyuntura para escabullirse en la inmensidad del Océano Atlántico.
Como bien decían en La gran Evasión, todo preso tiene la obligación de intentar escapar.
Así que si comparamos el ADN de la población atlántica de peces león descubrimos que todos ellos descienden de sólo tres hembras.
Así lo atestigua Mark Hixon, zoólogo de la Universidad de Oregón (EE.
UU.
) que se vio obligado a estudiar al Pez León.
¿Obligado? Sí, obligado.
Hixon llegó a Bahamas con la intención de investigar a los peces de los arrecifes.
Así lo hizo durante muchos años pero en 2005 localizaba al primer Lionfish; En 2006 aparecieron unos pocos más y en 2007 llegó la explosión demográfica.
Ahora hay tantos que están extinguiendo a los peces que estudiaba.
Una invasión que es un asunto de Estado pues podría acabar con los peces autóctonos y la principal industria local: el turismo, que representa la mitad de empleos en las Bahamas.
Si el Pez León sigue devorando los peces que dan color a los arrecifes, los buceadores cambiarán su lugar de vacaciones.
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