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Robofish, un pez artificial que detecta la contaminación y se cuela por todas partes

Parece que haría buenas migas con el patito de mi bañera, pero no creo que Robofish disponga ni de cinco minutos libres.
Mucho me temo que este pequeño milagro de la tecnología tiene encomendadas más altas misiones, ya que puede inspeccionar estructuras sumergidas, como barcos hundidos y tuberías de petróleo, maniobrar en las grietas donde no llegan los submarinos, y detectar la contaminación del agua.

A diferencia de otros robots con forma de pez, robofish tiene la virtud de ser mucho más pequeño, alrededor de 12-20cm, de estar formado tan sólo de diez componentes (frente a los cientos e incluso miles de otros modelos) y de salir barato, no más unos pocos cientos de dólares.

Podría decirse, entonces, que robofish pertenece a una nueva generación de peces robot.
Es sencillo pero eficaz.
Y resistente.
Según el ingeniero mecánico Pablo Alvarado, del Massachusetts Institute of Technology (MIT), quien ayudó a diseñarlo, “los robots tradicionales pueden trabajar en el laboratorio, pero si se introducen en un ambiente como el océano, no durarían más de media hora”.

Robofish, el pez de polímero que detecta la contaminaciónEste tipo de problemas fueron, precisamente, lo que llevó a Alvarado y sus colegas a probar un método más sencillo para el diseño de peces robots.
Así, en lugar de unir varias de las partes mecánicas, se construyó utilizando una sola pieza de polímero suave y flexible.
La posibilidad de filtraciones de agua que arruinaran el motor se evitó montando éste dentro dentro de un polímero líquido vertido alrededor del molde para que se solidifique.
A menos que otro pez se lo coma, robofish está hecho a prueba de bombas.
“Sus materiales son muy resistentes.
El agua no puede afectarles, y puede sobrevivir a temperaturas muy altas”.
Pero, ¿por qué iba a comérselo otro pez? Pues porque su forma y su manera de nadar imitan a la de los peces, así de sencillo.
En palabras de Alvarado:Dentro de cada sección media del robot, un motor genera una onda que viaja a lo largo del cuerpo de polímero y propulsa el pez hacia adelante.
Al variar la rigidez del material a lo largo del robot, los investigadores controlan la vibración del cuerpo de los peces e imitar a la trucha o el atún, por ejemplo.
(Traducción libre)Los peces reales pueden nadar a velocidades de hasta diez veces la longitud de su cuerpo por segundo.
Hasta ahora, el robofish sólo avanza una por segundo, pero aún así es mucho más rápido que modelos anteriores.
En comparación con otros tipos de locomoción de los animales, Alvarado dice que el movimiento de un pez nadando es bastante simple.
Para sus creadores, robofish, sólo fue la demostración de que su modelo funcionaba: “Queríamos probar nuestra idea, que podíamos hacer robots que simularan el movimiento de la naturaleza.
Y teniendo en cuenta el resultado, especialmente la resistencia y el bajo costo de la robofish, sería ideal para la supervisión de los puertos o la exploración bajo el agua“.
Y, como no podía ser de otra manera, estos científicos ya están pensando en su próximo reto: introducir una batería autónoma en robofish, para que no dependa de cables para alimentarse, y crear un robot que imite el movimiento de un animal marino que se desplace de forma más compleja, como el deslizamiento de una raya.
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