
Antes de que les llegue el final a los coches con motor de combustión quizá podríamos llegar a ver una última revolución en cuanto a sus carburantes. Además de los coches de etanol de origen 100% vegetal, en pocos años todas las gasolinas y combustibles diésel podrían ser de origen bio.
Eso, claro, si las autoridades y las compañías que manejan toda esa industria quisieran. Mientras, sobre todo en EEUU, están brotando pequeñas empresas que aplican las nuevas técnicas de la biología y la genética para convertir o utilizar microorganismos como productores de carburantes.
Este proceso no tiene nada de particular, en los vertederos, por ejemplo, ya se viene usando el metano que producen la bacterias al descomponer los deshechos. Gracias a la genética, la empresa LS9 espera poder convertir a una de las bacterias más comunes, la E. Coli en una pequeña fábrica de diésel. La ventaja de usar microorganismos es que en un pequeño volumen puede haber millones de ellos trabajando las 24 horas sin pedir vacaciones ni pagas extraordinarias. Así, basta con idear un motor orgánico como el que podéis ver a la izquierda. Chevron tiene una pequeña y recién adquirida parte en LS9, 25 millones de dólares que le servirán a esta empresa para levantar una pequeña factoría y, sobre todo, conseguir mutar la bacteria para que cumpla sus propósitos. El material con el que esperan poder fabricar diésel es caña de azúcar, básicamente, también cadenas de carbono que la bacteria habrá de transformar mientras digiere. En España, Biofuel Systems es otra empresa que se dedica a estos fines pero con una idea todavía más revolucionaria a mi parecer. La razón es que no necesitan siquiera azúcar para darle de comer a los bichos que desarrollaron hace ya unos años. Mañana os ofreceré más información sobre esta empresa que ya tiene lista su primera planta en levante. Si quieres leer más sobre biocombustibles, entra aquí.Vía