Un estudio de la Universidad de Whasington ha plantado cara a las nuevas guías nutricionales de los Estados Unidos, asegurando que la mayoría de los ciudadanos no puede seguir esos consejos por suponer un gasto excesivo.
Según la investigación, llevar una dieta saludable está fuera de las posibilidades de casi toda la gente y en sus conclusiones apela a la responsabilidad del gobierno para que ayude a los consumidores a comer más sano.
¿Pero, que tan difícil es seguir esas recomendaciones? Cumplir con las nuevas guías del 2010 supone, básicamente, consumir más alimentos con potasio, fibra, vitamina D y calcio.
Un cambio que, de hacerse, supondría varios cientos de dólares más (380) en su factura anual en el supermercado, siempre según el informe.
“Sabemos más que nunca de nutrición, pero todavía no hemos logrado una alimentación saludable”, dijo el investigador principal, Pablo Monsivais, quien ve una salida a esto en las ayudas del gobierno para poder cumplir con estas indicaciones de una forma asequible.
Monsivais criticó que, por ejemplo, un plato de salmón, verduras de hoja verde y arroz integral (justo la foto que ilustra el post) no era una comida asequible para muchos estadounidenses.
Por contra, Parke Wilde, nutricionista de la Universidad de Tufts opina que Monsivais podría estar planteando mal el problema, y que “en realidad no es caro” obtener todos los nutrientes que el cuerpo necesita para cumplir con estas pautas.
Por ejemplo, Wilde cree que lo que encarece una dieta saludable es, sobre todo, buscar alimentos orgánicos, alimentos locales o comer frutas y verduras fuera de temporada.
El estudio de Monsivais encuestó por teléfono a aproximadamente 2.
000 personas en el condado de King, Washington, a quienes se les pidió que rellenaran un cuestionario sobre sus costumbres alimentarias, y que fue devuelto por unas 1.
300 personas.
En estos datos se basó el siguiente resultado: las personas que más gastan en alimentos tienden a cumplir más con las recomendaciones de consumir más potasio, fibra, vitamina D y calcio.
Un mayor consumo de grasas saturadas y azúcar, acompañado de niveles de los nutrientes por debajo de lo recomendado.
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