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Granjero Busca Esposa: Alberto. ¿Por qué le llaman amor cuando quieren decir sexo?

Alberto de Granjero Busca Esposa lo tenía claro y lo ha confirmado: le gusta Ana.
Aunque quizás deberíamos decir que le pone Ana.
Tengo serias dudas que Alberto pueda albergar algún sentimiento que no sea el deseo.
No le hemos visto preguntar por la vida de sus chicas: pero sí restregarse, intentar tocar, intentar besar y cualquier acción que conlleve sobar un poco.

En mi barrio, a eso se le llama un pulpo y tiendo en cuenta el ya repetido parecido que guarda con Pulpillo de Gran Hermano, le va al pelo.
El granjero ha decidido llevar a sus chicas –vestidas para matar- a conocer la noche de El Tejo y aprovechado para descargar toda la artillería sobre Ana.

Tras una salsa que parecía más bien una lambada (sobeteo por aquí y sobeteo por allí) se han dado el primer beso, seguido de unos cuantos más y una desaparición muy sospechosa.
Mónica ha acabado durmiendo en la casa de la prima Alberto.
¿Es necesario precisar algo más?La excusa de los amantes, además, es de lo más barata.

Supuestamente a Ana le cayeron mal los cubatas.
Claro, claro… ¡y Alberto es un dandy! Parece que Ana, la empresaria (desconocemos de qué sector), se lleva el gato al agua, o el pulpo al agua.
El resto del día, como hasta ahora, las chicas han intentado realizar las tareas que les encomendaba el granjero y él se iba quejando reiteradamente de cómo lo hacían.
Proverbial ha sido el comentario de Mónica en medio de las vaquillas: “hay que ir al cuello como él con nosotras“.
Casi das en el clavo, querida.
Al cuello va, pero sobre todo al de una.
Mónica, por eso, no se rinde.
Una última puntualización o reviento.
Que alguien diga a Alberto que es el hombre más hortera del mundo diciendo piropos.
En lugar de seductor, dan ganas de salir corriendo en dirección contraria.
¡No se debe babear de esta manera, hombre, Alberto!Fotografía

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