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Setenta años desde la primera victoria de BMW en la Mille Miglia

La Mille Miglia no es hoy en día ni la sombra de lo que llegó a representar hasta un día de mayo de 1957 en el que el accidente de Alfonso de Portago puso fin a la historia competitiva de la carrera.

Once muertos contando al noble español y a su copiloto entre los que había más de seis niños pusieron el negro broche final a una carrera extremadamente peligrosa, incluso para una época en la que los accidentes en circuitos dejaban muertos con bastante frecuencia.

La Mille Miglia era una clásica prueba al estilo Grand Prix que transcurría en Italia desde el norte hasta el centro y vuelta en un recorrido que siempre alcanzaba las mil millas como su nombre indica. Sus dos grandes épocas doradas fueron las que rodearon a la Segunda Guerra Mundial, ya que entre 1941 y 1946 no se disputó la carrera. A muchas marcas como Alfa Romeo, Ferrari o Maserati, esta prueba le sirvió de acicate para desarrollar sus coches tipo Gran Turismo. También a BMW que además, durante los años 30, desarrolló un ambicioso programa deportivo que habría de incorporar por primera vez en la Historia la aerodinámica en el diseño de las carrocerías. El objetivo de aquellos esbeltos y afinados BMW 328, cuyas imágenes podéis ver abajo, no era otro que imponerse a sus rivales en las sinuosas carreteras y pistas italianas en la que, junto a la Carrera Panamericana y la Targa Florio, era la carrera más prestigiosa, peligrosa y exigente del mundo. BMW en la Mille MigliaEl Typ 328 comenzó a desarrollarse en 1935, con un motor de dos litros y seis cilindros en V que originalmente entregaba 80 CV. En las pistas de toda Europa, ya había rivales que con motores de dos litros llegaban a 110 CV pero la capacidad para no oponer resistencia al aire del 328 enseguida comenzó a hacer que fuera competitivo y que ganara algunas carreras. Mientras, en Eisenach y bajo el nombre en clave de Project AM 1007, se estaba desarrollando otra carrocería de una sola pieza, todavía más baja y con mejor penetración.Se desarrolló también un nuevo chasis, 20 cm más largo y de un peso total casi 20 kilos más ligero que el original. Su coeficiente aerodinámico era de 0,25 y era capaz de alcanzar una velocidad máxima de 230 km/h. Estos curiosas naves espaciales alemanas consiguieron, en 1940, vencer en la Mille Miglia por encima de los entonces todopoderosos Alfa Romeo de Farina y Mambelli. La carrera tecnológica en el mundo de la competición había escrito otra página. La primera del capítulo de la aerodinámica. Si quieres seguir leyendo sobre clásicos, entra aquí.

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